English summary: Peñas Amarillas & Peñascoso peaks, second ascent after 22 years.
The active climber Evelio Echevarria has been named a lot of peaks in Central Andes. Two of them, Peñas Amarillas (4252m, 13950ft) and Peñascoso (4147m, 13606ft) are located northern Las Cuevas village, in Matienzo valley. I decided to climb them (October 2010) following the information I found in American Alpine Journal 1989, p.175. I left my car near the International Highway Tunnel. The approach to both peaks is by the Matienzo valley. It took me three hours. After that I turnned west and climbed steep slopes until I reached the border ridge. I followed the ridge to the south until I reached a very unstable tower of loose rock. The dificulties were III° and IV° UIAA steps; it was very dangerous due to the bad quality rock. At the top, I didn't find Evelio's document and I assumed that they have fallen the east cliff. I had to be careful descending. Many rocks felt when I passed by. After that, I climbed a northern peak near the Potrero Escondido Pass, and I found in its summit the document left by Evelio in 1988. I understood that the first summit I climbed was Peñas Amarillas. Finally, I returned to Las Cuevas in three hours.
Un día a mitad de semana y de asueto laboral aprovecho a hacer una salida por el día para intentar descubir las cumbres de Don Evelio. A las 6 y media parto en auto desde Mendoza y tres horas más tarde estoy comenzando a caminar desde la boca del túnel internacional. Esta vez toca hacer una aproximación más larga por la Matienzo, antes de desviarse hacia el oeste. El día se presenta con algunas nubes que comienzan a cubrir el cielo desde el oeste.
En una hora y media caminando a buen paso recorro los 6km de la Matienzo antes de comenzar el ascenso por los faldeos de la vertiente oeste. En Google Earth había estudiado en detalle por donde subir el pico que intuía era el Peñascoso. Pasado el mediodía voy ganando altura por altos vallecitos ubicados al sur de la Laguna del Potrero Escondido. El día se va poniendo cada vez más gris y el viento sin ser fuerte es frío. El Tres Hermanos Sur y Central infunden respeto con sus paredes escarpadas tapizadas de nieve. El terreno es firme y cerca de las 14hs estoy en la divisoria de aguas: abajo y lejos aparece la famosa Laguna del Inca en Chile. Hacia mi izquierda continúa un filo que remata en una cumbre rocosa. 
Trato de buscar algún rastro que haya dejado Don Evelio pero no encuentro nada. Tampoco mi búsqueda es exaustiva dada la preocupación que me causa el descenso. Hago las fotos de rigor, medición con gps y dejo un testimonio con la duda sobre el nombre del cerro. Desde el ascenso al "Hermanos de Piedra" en la Jaula no me sentía con la tensión psicológica de enfrentar un destrepe tan fácil pero a la vez tan expuesto y peligroso. Sólo 15 minutos estoy arriba, lo suficiente para realizar todos los trámites de cumbre. Con el corazón que se me escapa por la garganta, voy destrepando los primeros pasos. No quiero mirar el final del canal, que se ve que se corta por varios resaltes.
Superado el primer tramo peligroso, comienzo a descender por el segundo. Aquí me doy cuenta que el fondo del canal es totalmente inestable y apenas apoyo un pie se va todo el material por la garganta ubicada unos diez metros más abajo. No es muy alto el corte que se adivina, pero lo suficiente para pegarse un buen golpe. No quiero imanginarme en que se convertiría una tranquila salida a la montaña con un accidente en este lugar. Voy haciendo travesías sobre las paredes de los costados, agarrandome con cariño de cualquier protuberancia. En un momento un bloque del tamaño de un pelota se me desprende y trato de que no me haga perder el equilibrio mientras veo que desaparece por el canal. Tres pasos más y alcanzo terreno firme. 
Los momentos que acabo de vivir no me dejaron un buen gusto de la cumbre alcanzada, y más pensando que no he podido averiguar cual es el Peñascoso. Comienzo a bajar a la carrera por los acarreos blandos tratando de cambiar el humor pensando en que por lo menos no ha pasado nada que tuviera que lamentar, cuando me entra la duda sobre una pequeña cumbrecita rocosa ubicada al norte. Tengo un presentimiento sobre lo que puedo encontrar en ella y me decido a averiguarlo. Vuelvo a subir los metros bajados haciendo un ladeo hacia dicha cumbre. Casi media hora después, estoy nuevamente haciendo algún pasito de escalada en otro peñón de roca descompuesta... ¿quién me entiende? hace un rato nomás estaba deseando no haberme metido en ese embrollo y ahora estoy en otro! Pero aquí solamente son un par de pasos fáciles y estoy sobre la cumbre. Un laja alargada puesta en forma vertical ya me hace suponer la presencia de anteriores montañistas. Apretado por otra laja chata un envoltorio de bolsas de nylon. Lo abro y encuentro un pequeño libro de cumbre similar al del Peñas Coloradas. Es el testimonio de Evelio Echevarria! Estoy en el "Peñascoso"! Ahora sí puedo confirmar cuales son las cumbres alcanzadas! Mientras saco fotos, veo el pico ascendido recientemente y al observarlo desde esta perspectiva caigo en la cuenta de que se trata del "Peñas Amarillas": tiene jirones de roca amarillenta que contrasta con el color gris que domina todo. El Peñas Amarillas también es otra cumbre bautizadas por Evelio a finales de los '80. Vaya a saber donde pudo haber quedado el testimonio, quizás perdido en las abruptas laderas rocosas de la cara este o entre alguna roca de la cumbre que yo no revisé... Contento de haber logrado estos pequeños descubrimientos, apuro los trámites de cumbre y comienzo a las 17.20 el largo descenso que me espera hasta el auto.
Sin perder tiempo, apuro el descenso sabiendo que en la quebrada la cosa es bastante plana y lleva casi el mismo tiempo subir o bajar. Con las últimas luces alcanzo el peaje del túnel internacional, sólo queda manejar hasta casa!
Junto a Federico Indovina y Carlos Scellato rumbeamos para la cordillera de Límite. Semanas atrás había estado en esta zona Federico con la gente del curso de Guías de Trekking de Bariloche, alcanzando una cumbre de más de cuatro mil metros donde encontraron testimonio de Evelio Echevarria. Se trata del "Peñas Coloradas", pico que sabía de su existencia por los relatos en el American Alpine Journal pero que no había podido ubicar con precisión. Esta sería una buena oportunidad para conocerlo subiendo por algunos canales nevados de la cara sur. 
La pendiente se va acentuando pero nunca supera los 40°. Vamos disfrutando el ascenso mirando el Cerro Caracoles que tenemos enfrente. Éste presenta una vertiente rocosa surcada por canales todavía tapizados de nieve que no se ve muy tentadora. Habrá que estudiar mejor por donde subirlo! Pasadas las dos de la tarde salimos al filo del Peñas. La cumbre se halla cerca: tiene un llamativo peñón de varios metros de altura que Evelio prefirió no subir y armar la pirca con el libro de cumbre unos metros al oeste. Es la tercera ascensión a esta cumbre que bautizara Evelio Echevarria hace ya más de veinte años! 
La pendiente va ganando en inclinación y nos vamos preguntando si estaremos haciendo bien encarando otra cumbre a esta hora, contra todos los consejos clásicos del montañismo. Gracias a que hemos fotografiado la pared desde la otra cumbre podemos ubicarnos hacia donde tenemos que dirigirnos ya que una vez que estamos en ella no es tan fácil distinguir el peñón cumbrero. Los últimos metros la pendiente alcanza los 50° y la nieve se presenta dura ideal para la técnica piolet-puñal. Terminamos al pie de un resalte rocoso que alcanzamos luego de escalar unos pedreros con grampones. Federico se larga a probar suerte en el peñoncito de la cumbre, que resulta más fácil de lo que parecía. Con Carlos lo seguimos escalando en roca descompuesta este paso de III° . Es todo muy expuesto, ya que hacia el norte cae una pared de varias decenas de metros. Sólo hay que hacer bien las cosas y no caerse! 
Son las 6 de la tarde y no duramos mucho en pequeña cumbre. Lo suficiente para constatar que no había señales de anteriores ascensos, armar una pirquita con el testimonio con el nombre propuesto y las fotos de rigor. Quince minutos más tarde estamos desescalando con todo el "cariño del mundo" el resalte rocoso. Allí volvemos a agarrar los piolets y a destrepar el canal. Con mucho cuidado y concentrados en la tarea vamos perdiendo metros. Una vez al pie del pico apuramos el paso, todavía nos queda una larga caminata hasta el vehículo que pretendemos hacer con luz diurna. 
Comenzamos a seguir una huella que zigzaguea y va ganando altura suavemente. Aún no nos da el sol y el frío se siente en las ráfagas de viento oeste. Tras una hora de marcha hacemos un descanso y tomamos unos tragos de mate cocido caliente. Sólo unos minutos para reponernos y volvemos al ataque. Somos rigurosos en plantearnos una hora de marcha por 5 o 10 minutos de descanso para comer y beber. Así vamos ganando altura paso a paso sin mirar la lejana y engañosa cumbre que se ve varios centenares de metros arriba de nuestras cabezas.
