domingo, 27 de septiembre de 2009

Cruz de Caña (3676) en esquíes!!!

Setiembre 2009. Por fin se da lo que siempre había deseado hacer en la montaña nevada... subir y bajar en esquíes!!!! Basta de años de abrir huella o subir con raquetas, ahora se abre un nuevo mundo de posibilidades. Y como hablamos con el Malevo, no es que uno se arrepienta de todos aquellos años hundidos en la nieve... pero es que los esquíes quizás sea la forma más adecuada de disfrutar de ascensiones invernales.
Pero pasemos a los hechos:
Un día de la recién inaugurada primavera 2009, quedamos con Mijel para hacer travesía por algún lado de la cordillera de Límite, también es de la movida el Malevo, otro entusiasta de la actividad.
No muy temprano salimos de Mendoza y casi cerca de mediodía estamos en Penitentes, en el recientemente desierto centro de ski, ya que hace un par de días ha cerrado la temporada. Mijel conocedor de las condiciones de la nieve, y a diferencia de lo que yo pensaba que sería un poco tarde, nos hace salir cuando el sol ya va transformando la nieve helada de la mañana y la hace más esquiable, sobre todo para el descenso.
Primeros pasos, consejos y recomendaciones de los dos maestros que llevo (o me llevan?), y dos cosas que trato de mentalizar mientras subo: no levantar el esquí (sólo arrastrar hacia adelante) y no mirar los pies sino al frente!





Vamos subiendo a buen paso, yo me quedo atrás para sacar algunas fotos, Malevo me hace el aguante y Mijel va buscando la mejor línea para subir y de paso ir estudiando el descenso. Hacemos un gran rodeo a la cumbre del Cruz de Caña. Metros antes de la cumbre nos sacamos los esquíes, y caminamos unos metros en el filo pelado de nieve por el viento. Un día espléndido nos ha acompañado, haciendonos sudar en algunos momentos de la subida, pero ahora casi en la cumbre hace su presencia el típico viento vespertino. Pocos minutos en la cumbre, mucho frío, no encontramos testimonio y tampoco dejamos nada... estoy con hambre y nos queda la mejor parte: el descenso.
De vuelta donde quedaron las tablas, nos refugiamos al lado de un piedra, comemos algo y vienen las instrucciones para bajar... Yo espero poder responder, las piernas cansadas de la subida tendrán la última palabra. Primeras y suaves pendientes sirven para que el profe Malevo me de indicaciones. Yo sé todo lo que tengo que hacer, sólo que al no haber hecho nunca este tipo de esquiada en fuera de pista, me cuesta un poco. Pero el descenso se goza, pensando que antes debía ir cayendo de pozo en pozo que formaban los pies al enterrarse en la nieve.

Un poco más de una hora nos lleva el descenso, practicando las distintas técnicas según las pendientes y situaciones que se pueden encontrar. Los chicos alucinan con una empinada pendiente que mira al oeste y que la nieve tiene la consistencia de... "margarina" al decir de Mijel, quien demuestra que no fueron en vano las temporadas en el sur afilando la técnica.

Más abajo, y ya en las sombras la nieve se ha ido helando y las tablas crujen cuando derrapamos... Son las 5 y media de la tarde cuando después de bajar por la pista escuela de Penitentes llegamos al auto, sesión de elongación y partimos rumbo a Uspallata donde hacemos la parada obligada para tomar una gaseosa, y planear otra ascensión antes que la nieve desaparezca!

jueves, 17 de septiembre de 2009

Pico Leñas del Tolosa, 4074m hermosa cumbre para hacer en primavera!

Junio 2008. Un hermoso pico vigila la ruta a Chile antes de la "curva de la Soberanía", pasando Horcones y antes de llegar a Las Cuevas. Se identifica sobretodo cuando la nieve se hace presente e invita subirlo por sus empinada ladera sur, aunque el peñon rocoso de la cumbre añada algo de incertidumbre para escalarlo...
Un día de junio de 2008 me decidí a intentarlo, cuando la primera gran nevada ya se había hecho presente. Llevaba raquetas de nieve, y una vez dejado el auto en la banquina de la ruta internacional, comencé a caminar sintiendo el crujido de la nieve bajo mis pies. Una histérica liebre corre por la ladera nevada cuesta arriba haciendo gala de su estado físico... Yo continúo a mi propio ritmo, buscando ir ganando altura para evitar el primer encajonamiento de la quebradita.
El día soleado y la solitaria y tímida nube no anticipaban lo que me depararía el resto del día. Con las raquetas ahorro un gran esfuerzo al no hundirme en la gruesa capa de nieve. Mientras gano altura, las nubes le ganan la partida al sol y lo ocultan por completo. Un viento helado comienza a soplar antes que pueda alcanzar el filo cumbrero. Me refugio detrás de una roca para abrigarme y comer algo y en un par de minutos se me congelan las manos.
Aunque sé que faltan muy pocos metros, tomo la decisión más acertada que es comenzar a bajar lo antes posible, son las 15hs y el día se ha arruinado por completo. A pesar de ir apurando el ritmo de marcha, las manos heladas duelen hacerlas entrar en calor. Una vez que alcanzo el auto, veo el camino recorrido pensando cuando será el próximo intento...
Setiembre 2008. Había que volver y terminar el trabajo empezado. El pico es bonito y tienta para hacerlo en primavera cuando la nieve está más dura y el tiempo más benigno. Repito la misma logística de la vez pasada: salir temprano de la Ciudad de Mendoza, dejar el auto a la vera de la ruta y tratar de ganar altura rápidamente para tener tiempo de gozar de la cumbre.
Esta vez la nieve firme hace que sean innecesarias las raquetas, haciendo que las abandone al comienzo de las pendientes más fuertes. Con grampones se sube bien en la nieve acartonada.
Alcanzo a mediodía el punto máximo de la otra vez, bajo un radiante sol de primaveral, y arremeto los últimos metros hasta el peñon que creo es la cumbre. Realmente eran pocos y ahora pienso si hice bien en volverme la vez anterior...
Sigo hacia otros peñones más altos ubicados al norte, pero después de unas travesías en roca y de dejar testimonio por las dudas en un peñón más alto, vuelvo sobre mis pasos y me doy cuenta que la cumbre es el mismo peñón que se ve desde la ruta. Ahora también veo una cruz y hacia allá me dirijo haciendo unas travesías por nieve, terreno más seguro que la roca.
Al lado de la cruz encuentro testimonio de unos militares de hace 12 años atrás.... Disfruto del paisaje un buen rato, estudiando las estéticas cumbres de la Navarro. Después del "festival" de fotos y panorámicas, empiezo a descender y apenas bajo el col, me acomodo bien, cierro todos los cierres, me siento en la forma más aerodinámica y comienzo el descenso en "culopatín", manera arriesgada y rápida de perder altura... aunque si se hace con el piolet en posición de autodetención y no dejando tomar mucha velocidad, no es muy
peligroso.
Temprano llego a la ruta, y mientras camino hacia el auto, miro de reojo el pico que ya no guarda secretos...