martes, 1 de enero de 2013

CERRO PLATA (5963) EN EL DÍA DESDE MENDOZA

ASCENSIONES "RELÁMPAGOS" EN EL CORDÓN DEL PLATA

El cordón del Plata es desde hace casi un siglo la escuela de alta montaña de Mendoza. En un comienzo, el acceso a la base de los cerros era casi tan tedioso y largo como el ascenso en sí mismo. Desde “Chacritas” cerca de Potrerillos, partían caminando los primeros andinistas, tardando una semana para ir y volver a un “5000”. Ya en la década del ’50, con el desarrollo del centro de ski “Vallecitos”, la accesibilidad a la zona central del cordón cambió completamente. Desde ese momento llegar a casi los 3000 m de altura en vehículo permite acceder a una gran cantidad de cumbres para ascender en un fin de semana. A comienzos de los ’80, cuando empecé a dar los primeros pasos en la alta montaña, el ascenso al Agustín Álvarez, Santa Elena, Blanco, Vallecitos o Plata nos llevaba como mínimo 3 o 4 días. Un equipo rudimentario no ayudaba mucho con el peso y mochilas de armazón metálico tampoco. Pero las ganas de vivir la montaña compensaban los dolores y molestias. Mi primera ascensión de alta montaña con mis hermanos Bernardo y Federico nos llevó 3 días desde la villa El Salto. El cerro era el “Falso Santa Elena” de poco más de 4700 m, con un desnivel de unos 2800 m desde el punto de partida (la tranquera). Un par de años más tarde, Federico junto a Juan Carlos Castro realizan la ascensión en un día desde la Villa El Salto. Desde ese momento comencé a “desmitificar” las ascensiones de cumbres de alta montaña. Sabía que estando entrenado y aclimatado era posible hacer “ascensiones relámpago” a las cumbres más altas; era la oportunidad de poder vivir la montaña cuando se tiene poco tiempo o cuando uno busca aclimatación y entrenamiento para objetivos mayores.

CERRO AGUSTÍN ÁLVAREZ (5150) EN UN DÍA DESDE VILLA EL SALTO / NOVIEMBRE DE 1987. Durante mi preparación para el Aconcagua, me surgió la idea de redoblar la apuesta y encarar el Agustín Álvarez, cerro que usualmente nos tomaba al menos 3 días, en una sola jornada desde mi casa de “El Salto”. Entusiasmé al “incansable” Carlitos Varela, y el lunes 23 de noviembre nos tomamos el ómnibus de TAC a la Villa El Salto. Esa noche, apenas nos recostamos un par de horas y a las 3:08 AM comenzamos la larga pateada. El invierno del ’87 había sido pródigo en nevadas y la nieve aún cubría la montaña a partir de los 3200 m. Unas 5 horas después de salir, alcanzábamos el refugio IANIGLA; desde la base de la morena habíamos ido subiendo con botas dobles y grampones por la presencia de nieve dura. A mediodía y bastante cansados llegábamos a la base del filo norte del Santa Elena. La subida por el filo iba a ser muy dura por el viento y el cansancio acumulado, y recién a las 4:15 PM alcanzábamos la cumbre. Minutos más tarde, continuábamos al Agustín Álvarez. Recién a las 5:50 PM llegaríamos a la cumbre del Agustín Álvarez, donde no encontramos testimonio por la acumulación de nieve. Quince minutos más tarde comenzábamos el veloz descenso: en 20 minutos llegábamos a donde habíamos dejado la mochila al pie del Santa Elena y en dos horas “esquiamos” toda la quebrada del Salto hasta la Cascada. A las 11:30 PM llegábamos a la casa, luego de 20 horas y 20 minutos de actividad. 
INTENTO CERRO BLANCO (5141) EN UN DÍA DESDE VILLA EL SALTO / ABRIL DE 1988. Meses más tarde, y siguiendo la misma tónica intenté el cerro Blanco en el día desde la villa El Salto. Junto a Virginia Mackern salimos a las doce de la noche, pero un par de horas más tarde, llegando a la cascada me dí cuenta que me había olvidado parte de la comida de marcha, combustible imprescindible para este tipo de actividad. En conclusión, cambiamos de objetivo por uno más corto y subimos el Pico El Salto (4750) en una jornada.

ASCENSIONES EN UN DÍA AL FRANKE (4811), VALLECITOS (5470), LOMAS AMARILLAS (5137), MORRO CHATO (4851), RINCÓN (5364) Y PLATA (5963). Años más tarde, y contando con vehículo propio, cambié de punto de partida, la casa de la villa El Salto por Vallecitos. Así fue como ascendí en una jornada al Franke (noviembre de 1995), Vallecitos (agosto de 1996), Morro Chato (mayo de1997), Lomas Amarillas (octubre de 1997), Mausy (abril de 1999), Rincón (diciembre de 2002). Y por fin llegó el turno de intentar en el día el más alto, el Plata. En diciembre de 2004 pensé que era el momento y con aclimatación en un 4000 m una semana antes, partí a las 3 am luego de dejar el auto en Vallecitos. Fui a buen paso hasta el portezuelo Plata – Lomas Amarillas. Allí empezó el viento, que me fue quemando las pocas calorías. A partir de ese momento el ritmo decayó, y terminé haciendo cumbre a las 4 PM, más con “cabeza” que con físico. El regreso casi rayando en lo épico, lo terminé a las 11 PM en el auto. Desde ese ascenso, volví a repetir el cerro Vallecitos, siempre a modo de preparación o aclimatación previa a una expedición más larga. Pero volver al Plata en el día no estaba en mis planes, el agotador ascenso de 2004 me había dejado un gusto agridulce.

CERRO PLATA EN UN DÍA POR SEGUNDA VEZ / DICIEMBRE DE 2012. Luego de un impasse de 4 meses por una fractura, no quería que el año se terminara sin volver a las montañas. Pero no había habido tiempo para ningún ascenso previo, así que el penúltimo día del año salí para Vallecitos. La idea era subir “algo” para prepararse para los proyectos pendientes. Pasadas las 7 y media de la mañana, un poco tarde para tanta expectativa, me pongo en marcha. He chequeado el pronóstico en mountain-forecast y predice buen tiempo en altura con muy poco viento. El sol pega fuerte desde temprano y ya en las veguitas voy refrescándome con el agua de los arroyitos. Esta vez voy usando un monitor cardíaco para mantener un ritmo constante y tampoco exigir más de lo que el cuerpo puede dar.

En 3 horas llego al campamento del Salto y sigo hacia la hollada. Allí me encuentro con un solitario montañista de Buenos Aires que hace sus primeras armas en el cordón del Plata. El clima sigue bueno, y yo continúo al ritmo propuesto, un poquito más lento que otras veces, tratando de regular las fuerzas. A las 6 horas de haber comenzado, llego al portezuelo Plata-Vallecitos con clima ideal y muy poco viento. Veo los dos posibles objetivos: el largo y agotador Plata o el conocido Vallecitos, y me tiento. ¡Vamos al Plata, que otro día con este clima no sé cuando se volverá a repetir! Fijo un horario límite para hacer cumbre, y divido el desnivel que me separa a la cumbre en las 3 horas que dispongo para llegar. Así puedo ir controlando cuanto me falta y si va a ser posible mantener el ritmo para llegar a la cumbre. A diferencia de experiencias anteriores, no he sentido los efectos de la altura, cosa bastante extraña ya que la puna pega fuerte desde el portezuelo en adelante. Y lo más sorprendente, sin ninguna aclimatación previa, la última cumbre fue hace 4 meses…esto es demasiado pedir!

En la travesía que conduce al filo cumbrero, me he cruzado con un par de personas que bajan. Uno de ellos me comenta que es tarde para seguir subiendo, comentario muy lógico dado la hora de día. Por un momento dudo ya que son las 3 PM y aún quedan unos 400 m de desnivel. Pero sigo manteniendo el ritmo y en un rato más llego al filo. Siempre se hace largo este tramo, pero esta vez me siento bien y con fuerzas así que sin detenerme voy ganando metros. A menos de 100 m de la cumbre, me encuentro con otras tres personas que bajan. Me dicen que me quedan como 45 minutos o una hora, para los últimos dos o tres zigzag del sendero. “Es mucho tiempo, espero que sea menos” pienso, mientras continúo el ascenso con el ritmo que traía. En unos 15 minutos estoy arriba. Algunos instantes para tomar fotos y hacer la medición con GPS. La vista hacia la pared sur es intimidante, al suroeste el Nevado Excelsior,. A las 5:10 PM comienzo el descenso. Concienzudamente voy desandando el camino, en una hora alcanzo el portezuelo del Vallecitos. Antes de llegar a la Hollada encuentro al grupo que había hecho cumbre antes que yo. Son las 7:30 PM cuando paso por el campamento del Salto. Sin que la atención decaiga sigo caminando a toda marcha para aprovechar los minutos de luz que quedan, y me puedo dar por satisfecho al llegar a las 9:40 PM al auto con la última penumbra, pero contento y sorprendentemente bastante entero!