martes, 25 de mayo de 2010

PICO BICENTENARIO 4787m

BAUTISMO DE UN PICO VIRGEN EN LA QUEBRADA COLORADA
English summary: Bicentenario Peak first ascent.On May 24, 2010, Lito Sánchez and I made the first ascent to the 4787m (15705ft) peak in Quebrada Colorada, near Punta de Vacas. Quebrada Colorada is one way to access to the Cordón de la Jaula, a remote valley with a range of several unclimbed peaks. Through this valley I reached few peaks on the first expedition I made in this massif in 1990 (see AAJ 1991, p. 194).
The day we approached the Quebrada Colorada base we bivouacked at 2906m (9534ft). The second day we left camp by 4:30AM. The route starts in a secondary narrow creek and continuous in the north face of the mountain, through unstable steep slopes. Nine hours later, after a hard journey, we reached the top. We named the peak “Bicentenario” because the two hundred anniversary of first Argentine government.
Se aproximaban los feriados de mayo y tenia en mente varios proyectos para intentar antes de las nevadas fuertes del invierno. Uno de ellos, que había postergado en varias oportunidades, era subir el ya clásico pico que aparece en la entrada de la quebrada Colorada, antes de llegar a Punta de Vacas. Un pico que dada las escarpadas laderas y difícil acceso a los faldeos superiores prometía ser virgen aún a pesar de su proximidad a la ruta a Chile. Hace varios años atrás, más precisamente en enero de 1992, lo habíamos intentado junto a mis hermanos. En esa oportunidad y disponiendo de tres días, nos resignamos a volver luego de superar lo más penoso del ascenso, dado que aún quedaba un largo trecho hasta la cumbre.
Otro andinista que también le había "echado el ojo" era Lito Sánchez, experimentado montañista que gusta probar nuevas cumbres de nuestra cordillera. Así es que en alguna conversación quedamos en intentarlo juntos cuando se diera la oportunidad. Y en estos feriados de mayo el momento había llegado.
Salimos el domingo 23 a media mañana, rumbo a la quebrada Colorada. El tiempo se había presentado muy inestable y algo extraño para la época, granizando la noche anterior en la ciudad de Mendoza. Por suerte hacia la cordillera, el clima parecía más estable, y un sol entibiaba el ambiente desde Uspallata hacia arriba. A mediodía dejamos el auto en la entrada de la quebrada y comenzamos a caminar. Vamos con algunos elementos para vivaquear en el mismo lugar de la vez anterior y al día siguiente atacar la cumbre bien temprano. En algo más de cuatro horas hemos recorrido el trayecto hasta el afluente por el que nos desviaremos . Hace catorce años que no vuelvo a la Quebrada Colorada y esta caminata me ha parecido ¡lo más agradable! Deben ser las tortuosas y escabrosas quebradas que he recorrido los últimos años que hoy la "Colorada" se presenta diferente.


Gozamos de los últimos rayos de sol mientras preparamos el vivac, antes de sumirnos en las sombras. Nos arrepentimos de no haber llevado una tira de asado y un malbec, y nos resignamos a los "fideos con salsa cuatro quesos" y a dormir. Más tarde sale la luna dando un toque de irrealidad al paisaje.
Pocas horas después, ya estamos en movimiento. Son las 3 de la mañana y a la luz de las frontales desayunamos y preparamos las mochilas con abrigo y algo de comida. A las 4:25hs estamos en marcha por el pequeño afluente. El hielo recubre las rocas del arroyito y comenzamos a buscar el mejor camino entre grandes bloques. Aparecen dos cascaditas heladas que sorteamos por la izquierda. Más arriba, damos con el estrecho canal de tierra dura y piedras, que es la puerta de acceso a los pedreros del cerro. Avanzamos estudiando los diez metros de terreno que ilumina el haz de las frontales. Y los empinados pedreros a continuación me parecen más largos que la vez pasada. A fuerza de largos pasos y trepaditas en riscos ganamos altura velozmente buscando salir al filo del contrafuerte donde estamos montados. Seguimos devorando metros en plena oscuridad y en más de una ocasión debemos volver sobre nuestros pasos: impresionantes paredes caen al sur hacia la quebrada Colorada.
Finalmente dejamos el filo y hacemos un largo y tedioso ladeo buscando de una vez por todas alcanzar la parte alta del cerro. Aún es de noche y apenas hemos hecho alguna parada para comer algo. Momentos más tarde, las primeras luces del día nos ayudan a ubicarnos y encarar las últimas fuertes pendientes. Avanzo a paso forzado buscando los rayos de sol que ya iluminan los roqueríos que tenemos sobre nuestras cabezas. Calentándonos un poco y reponiendo energías engullendo algun que otro bocado, miramos hacia los últimos metros que faltan para llegar al filo. Nos ponemos nuevamente en marcha y atacamos las pendientes tratando de mantener el paso contínuo.
Asomados al filo, vemos el oscuro pináculo cumbrero y el rodeo que haremos para no perder altura. El paisaje que se abre hacia el oeste es impresionante y lo que aún queda por ver hacia el sur nos hace marchar a buen paso hasta el comienzo de la subida final, donde llegamos a las 12hs. La extensa quebrada Colorada nos muestra todos sus secretos hasta las nacientes en los Tres Mogotes. Innumerables picos desconocidos nos hacen planear nuevas aventuras. Unos instantes sacando fotos y continuamos. Lo que sigue es el morro cimero, que no es tán empinado como parecía, y en menos de una hora subimos los casi trescientos metros de desnivel hasta el punto más alto del pico.
Son las 13:15hs del 24 de mayo de 2010, y estamos en una nueva cumbre donde no encontramos rastros de anteriores montañistas. Un día espectacular nos da la oportunidad de disfrutar un rato las vistas para todos lados. Mientras saco fotos, Lito se encarga de armar una gran pirca. Luego de algunos momentos de deliberaciones, lo bautizamos "Pico Bicentenario" por la importante fecha que estamos viviendo en el país.
El gps marca 4787m de altura, y luego de guardar nuestro testimonio en un tubo comenzamos el descenso. Nos queda aún largas horas de marcha para alcanzar los 2290m en la puerta de la quebrada donde quedó el auto. Los pedreros que tanto costaron subir en la madrugada, ahora son un terreno ideal para perder altura. Y a las 5 de la tarde estamos llegando al vivac.
Apenas unos minutos para cargar el equipo de acampe en las mochilas, y continuamos la carrera para alcanzar a salir de la quebrada antes de que se haga de noche. Nuevamente hacemos las travesías de grandes bloques, cruce de río y ladeos de acarreo. Con las últimas luces y luego con la ayuda de la luna llena llegamos al auto a las 19:40hs. Más de quince horas de actividad para ascender 1900m desde el vivac y bajar 2500m hasta el auto. Llegamos cansados pero contentos de poder compartir la pasión de descubrir nuevas cumbres.

martes, 11 de mayo de 2010

UN PICO "A MANO" Y POCO VISITADO

CERRO PANTA 4172m

Domingo 9 de mayo de 2010. Los Andes siempren guardan una cumbre poco visitada para el que se anima a apartarse de los caminos más trillados, y sin ni siquiera alejarse mucho de la ruta a Chile. Hace tiempo me había fijado en una cumbre que enmarca hacia el Este el panorama de montañas que se tiene desde la Laguna de Horcones. En los mapas, aparece como Cerro "Panta"y está ubicado al norte de la clásica cima de iniciación que constituye el "Banderita Norte". Un día de junio de 2003 desde el Banderita pude observar el largo filo que une ambas cumbres. En más de una salida invernal me ví tentado en escalarlo, pero con mucha nieve, el filo podría llevar más tiempo de lo calculado. Hoy pensando en una cima que no conozca de la Cordillera de Límite, me acuerdo de este cerro y hacia allí me dirijo.



Decido entrar por la Quebrada Pukios, poco antes de llegar a Puente del Inca, y de esa manera evitar incómodos pedreros del filo del Banderita. Son las 9 y media de la mañana de un soleado domingo de otoño cuando comienzo a marchar después de dejar el vehículo en "Los Puquios". La quebrada presenta muchas huellas de animales, por la cercanía a los corrales de mulas utilizadas en el Aconcagua. En una hora de marcha alcanzo el punto elegido en Google Earth para doblar al oeste y empezar a subir la ladera este del filo que une el Banderita con el Panta. Hasta aquí la quebradita es hermosa y muy agradable para transitar. Restos de la primera nevada de la temporada le ponen un toque pintoresco al paisaje. Una banda rocosa atraviesa toda la quebrada desde el sur al norte, impidiendo el paso.

Una vertiente forma una pequeña cascada al lado de la cual observo que se puede superar el obstáculo. Se trata de un corto muro de roca. No lo pienso dos veces y me largo a probar suerte sin saber a ciencia cierta si más arriba no hay otra sorpresa, y esperando en el regreso poder "destrepar". Este tipo de ascensiones a cumbres que no conozco, donde hay que estudiar una vía de ascenso y descenso, que presentan algún que otro obstáculo, realizándolas sólo y en una jornada, me hacen vivenciar aquella montaña solitaria y aislada que tanto me gusta pero en dosis tipo "muestra gratis". Se viven los mismos ingredientes, se corre el mismo riesgo, y siempre es una oportunidad para poner a prueba la preparación y la capacidad de improvisación.
El murito no tiene más de 10m, pero es fácil (III° grado), y desde aquí se ve el camino claro hasta el filo cumbrero, cientos de metros más arriba. La pendiente es pronunciada, y permite ganar rápidamente mucha altura. Continúo a buen paso entusiasmado por el paisaje y el terreno, y antes del mediodía ya he alcanzado los 3600m y supongo que no quedará mucho para la cumbre. Un mar de montañas que se domina desde aquí, hace soñar con más ascensiones... es una historia de nunca acabar!

Voy por el filo rumbo a una cumbrecita donde sobresale un elemento "humano" que anuncia el final de la ascensión. Me parece pronto para estar llegando a la cumbre del Panta, y me soprendo por el veloz ritmo de ascensión que he llevado... Pero al llegar al pico y encontrar el libro de cumbre me doy cuenta de que se trata del Banderita y el Panta aún está lejos... Son casi las dos de la tarde y luego de algunas fotos y chusmear anteriores ascensos militares en el libro, sigo la marcha decidido a alcanzar el Panta.

El filo baja casi 100m de desnivel hasta un col, y luego continúa con algunos "subes y bajas", rematando en unos peñones y bandas rocosas donde no se adivina fácilmente el camino hasta la cumbre. Ésta aparece a la derecha, con un perfil redondeado y que gracias al zoom de la cámara digital puedo observar la cruz en el punto más alto. A la izquierda de la cumbre y un poco más bajo aparece el característico pico rocoso visible desde Horcones y que en un primer momento lleva a pensar que se trata de la cumbre misma del Panta. Sigo devorando metros del filo pensando por donde encarar la cumbre.



Un canal empinado parece ser la única vía que evita las zonas rocosas. Realizo una travesía hasta la base del canal y lo encaro a pesar de mis botas de trekking y bastones con puntas gastadas... Al principio la nieve reciente ayuda un poco para dar estabilidad a un terreno de piedras sueltas de yeso. Pero más arriba se empina y aparece hielo cristal viejo bajo la nieve entre el yeso que se disgrega. Con mucho cuidado supero dos pequeños resaltes esperando que el regreso no resulte muy complicado. Agitado salgo al sol del morro cumbrero y la cruz está a unos pocos metros. Fotos de rigor, búsqueda infructuosa de testimonio anterior (la clásica y vieja caja de madera está abierta y sin nada adentro) y gozar unos minutos del panorama de montañas nevadas.

A las 16.35 comienzo el descenso. Busco una alternativa para evitar el destrepe del canal pero resaltes rocosos me hacen volver sobre el mismo camino. El canal ahora de bajada se ve más intimidante y en algunos tramos prefiero destrepar cara a la pared. Las botas de trekking y los bastones no ofrecen mucha seguridad y no ayudarían mucho a detener una caída, así que es mejor no caerse! Luego de superado el tramo más empinado continúo por las huellas de subida y en minutos ya me encuentro ladeando nuevamente hacia el filo. Una vez en el Col, comienzo a subir nuevamente hacia la cumbre del Banderita, no quiero improvisar una vía de descenso diferente a la de ida, dado que debo encontrar el paso de la cascadita para evitar la banda rocosa.
Apuro el ritmo de marcha y un poco antes de las siete de la tarde estoy destrepando la pared, tarea que resulta más sencilla de lo que me temía. En la quebrada avanzo a paso forzado y con los últimos minutos de luz diurna alcanzo el auto en los Puquios . Otra cumbre de la Cordillera ya no guarda misterios...