sábado, 5 de diciembre de 2009

EXPEDICIÓN AL NEVADO EXCELSIOR 5773m / NEVADO EXCELSIOR EXPEDITION 18973ft

English summary: Nevado Excelsior (18990ft) is the highest summit of Cordón de la Jaula, a remote valley with a range of unclimbed peaks. This peak has been climbed only three time. The first ascent was on January 1964, by Bello, Fiorentini and Arcidiácono; they approached it from the north by La Jaula Valley. The last ascent registered was on September 27th 1985 by Gabriel Cabrera who used the South ridge in a long traverse from Cerro El Plata.


Federico González and I tried into a new route, the southwest face on November 8 to 15 2009. We approached it by Quebrada Fea and it took us 4 days of snowy weather. The summit's day weather was windy and partly cloudy. We started the journey at 7:00AM crossing the west glacier and getting up by the southwest ridge. Then, we continued climbing the southwest glacier. the wind was blowing so hard that was pushing us down, for that reason we had to quit at 18282ft after six day of intense work. The descent was very dangerous because of the wind. We had a fall it was without consequences. We run out of time for another attempt. We started our two day retun to Punta de Vacas.


Hacia el más alto
Llegó el mes de noviembre y tal como lo tenía planeado, era hora de enfrentar al más alto de la zona, y que fue objetivo de una expedición en diciembre de 2008: el Nevado Excelsior, alba cumbre de 5783m que se alza en el sector sur del Macizo de la Jaula.
Mi hermano Federico había sido mi compañero en el intento de 2008 y con él volví a intentarlo ahora. La idea era utilizar la quebrada Fea como vía de acceso más directa y práctica que el Col del Vallecitos-Plata, y hacer una ruta nueva por su cara sur.
Consultando el pronóstico de la página http://www.yr.no/ , calculamos que recién para los días 12 y 13 de noviembre tendríamos el buen tiempo para los días de cumbre.


Domingo 8 de noviembre de 2009. Partimos desde Mendoza, dejando el auto en la localidad de Punta de Vacas. Allí comenzamos a caminar hasta la estación aforadora sobre el río Tupungato. Para poder utilizar esta estación y cruzar a la otra margen, tuve que solicitar permiso con anticipación a EVARSA y a la Secretaría de Recursos Hídricos de la Nación, a fin de deslindar responsabilidades en caso de accidente. Realizamos el cruce sin inconvenientes y pasadas las 12 comenzamos a caminar bajo las mochilas de poco más de 25 kilos. Esta es una expedición "liviana" en comparación con la del mes pasado, ya que ahora llevamos todo encima sin hacer "porteos". Vamos más livianos pero tenemos menos autonomía: la comida está calculada para 8 o 9 días y en ese tiempo debemos tratar de cumplir con el objetivo. Al llegar a Punta de Vacas el día se presentó totalmente despejado y frío (había hecho temperatura bajo cero). Y toda la caminata hasta la entrada de la quebrada Fea fue bajo un constante viento helado. Pasado el mediodía, las nubes habían cubierto el Volcán Tupungato y entraban velozmente desde el oeste. Se cumplía lo anunciado por el pronóstico. La quebrada Fea no hace honor a su nombre y se presenta suave, abierta, y accesible. Ese primer día acampamos a 2750m, sin poder alcanzar el lugar de campamento elegido en Google Earth, unos 3km más arriba, a 2900m.


Lunes 9 de noviembre. Me despierto con el clásico chasquido de los copos de nieve cayendo sobre la carpa... Si, se cumplía lo que decía el pronóstico, pero nunca pensamos que fuera con tanta rigurosidad: en el mes de noviembre nevar a 2750m...! Así es que esperando que los días de altura coincidan con los de buen tiempo, desarmamos campamento y emprendemos la marcha bajo la nevada. Realmente hace frío y el paisaje está en blanco y negro... Las cumbres del fondo de la quebrada envueltas en torbellinos de nieve! Hacia las 6 de la tarde alcanzamos los 3300m, unos 12km más adelante y acampamos. Hemos decidido hacer la aproximación en 4 días hasta la base del Excelsior, y por eso preferimos no exigirnos tanto estos primeros días que tenemos que andar con mal tiempo. Al atardecer, algunos rayos de sol nos hacen esperanzar en que el tiempo puede cambiar...







Martes 10 de noviembre. A las 9 estamos en marcha para enfrentar la morena que atraviesa la quebrada y que baja desde el "Lanza del Vasto". En dos horas hemos superado el obstáculo, y estamos transitando lo que va a ser un clásico de aquí hasta el campamento alto: los playones que al estar cubiertos de nieve son planicies blancas al mejor estilo "hielo continental". El clima sigue malo, todo cubierto, con algunas nevizcas. Todo el día los pasamos superando playones y escalones, ganando altura de a poco. Recién a las 6 de la tarde, llegamos al playón de 4000m, al pie de la quebrada que conduce a los Enanos. Este era el punto que nos habíamos fijado la noche anterior para hacer campamento, y con la satisfacción de la tarea cumplida, nos ponemos a compactar la nieve para armar la carpa.






Miercoles 11 de noviembre. Un amanecer de un día totalmente despejado nos entusiasma para empezar esta cuarta y última jornada de aproximación. El estético Pico Rojo nos vigila en los primeros tramos, mientras que los Enanos nos miran de reojo desde más atrás...
Esperamos que este día de aproximación sea más corto que los anteriores, pero la verdad es mucha la distancia que nos queda hasta el sitio elegido para campamento de altura. A medida que vamos subiendo van apareciendo nuevos motivos para la cámara que no deja de acumular fotos: el Excelsior en todo su esplendor, el Aconcagua, los Enanos, los picos de la Quebrada Colorada... Entrada la tarde bordeamos el frente del glaciar sur del Excelsior, para subir hasta el último tapón de morenas al pie de la cara que pensamos atacar. Como todos los días anteriores, recién a las 6 de la tarde estamos fabricando un lugar de acampe en los pocos metros de tierra que aparecen en este mar helado. Cansados, pero sabiendo que el día siguiente estará destinado al descanso, nos relajamos en el campamento. Hoy el clima si bien fue bueno por la mañana, por la tarde no dejó de soplar el viento.
Jueves 12 de noviembre. Día de descanso, nos levantamos tarde y nos ponemos a afirmar la carpa por si el viento aumenta la intensidad. Nos pasamos el día, comiendo y tomando mucho líquido, preparándonos para el día de cumbre. El clima sigue igual que el día anterior: el viento comienza a soplar a la madrugada y nubes cubren parcialmente el cielo. Al atardecer el viento amaina y durante la noche la quietud del ambiente es sorprendente....


Viernes 13 de noviembre. Nos despertamos antes de las 6 de la mañana y las ráfagas de viento que comienzan a zamarrear la carpa anticipan un día similar a los anteriores: nubes cubren parcialmente el cielo y no es el día de buen tiempo que anunciaba el pronóstico.... Pero sabemos que muchas chances no tenemos, ya estamos a viernes y el lunes hay que estar en la ciudad trabajando nuevamente, así es que hoy debemos salir sí o sí a la cumbre, para destinar sábado y domingo a un largo regreso hasta Punta de Vacas.




Pasan unos minutos las 7 de la mañana cuando estamos en marcha hacia el filo sur. El campamento alto situado a 4600m está prácticamente al pie del filo sur, y sólo tenemos que cruzar una lengua secundaria del glaciar para poder montarnos a él. Al estar en primavera el glaciar se encuentra todo tapado de nieve, haciendo más fácil pero a la vez riesgosa su travesía. En este caso al cruzar esta lengua a lo ancho, son unos pocos metros que transitamos tanteando el terreno.




En una hora de marcha estamos sobre el filo, y en otra hora más nos calzamos los grampones, ya que el panorama que se presenta es un glaciar suave pero con resaltes producidos por el viento. Comenzamos a superar un resalte detrás de otro zigzagueando y sufriendo los embates del viento que cada vez castiga con más fuerza. El último de los resaltes lo hacemos encordados, debido a la inestabilidad que nos dan las fuertes ráfagas.


Desde aqui el glaciar pierde continuidad (estamos como a 5350m) y preferimos seguir el filo para avanzar más rápidamente. Al salir al filo el viento nos castiga aún con más fuerza, y tambaleandonos buscamos refugio para reponer energías. Dudamos para seguir subiendo, pero es temprano (13.00hs) y aunque el descenso se presenta exigente destrepando el glaciar, decidimos seguir dando batalla al Excelsior. Personalmente no me quiero hacer a la idea de rendirme después de tanto esfuerzo y a pesar del viento hago 20 pasos a toda máquina y me paro a refugiarme y recuperar aliento. Así vamos ganando metros por el filo hasta que se hacen las 14:30hs, cuando alcanzamos una punta a 5560m, desde donde podemos ver la cumbre (o lo que creemos que es la cumbre (después nos daríamos cuenta que la cima es una filo chato, teniendo su punto más alto al Este). Mientras espero a Federico, me voy dando cuenta de lo difícil que se torna seguir subiendo con este clima, donde a cada paso estamos a punto de salir volando sobre el glaciar sur. Cuando llega Federico, no podemos negar lo que se venía anunciando: con este clima no se puede seguir, el viento puede convierte a este filo en una trampa mortal. Apenas nos escuchamos para intercambiar opiniones sobre lo que debemos hacer. Tomo las fotos de rigor, el punto con gps y en minutos estamos desandando los pedreros helados que tanto esfuerzo nos habían llevado minutos antes. Así de ingrata y desigual es esta lucha, que aún después de tanto esfuerzo no podemos ver terminada nuestra tarea...! El Excelsior pretende un nuevo intento para ser dominado y en mi interior, sé que le presentaré batalla nuevamente...


Pero en esos momentos sólo queremos escapar del vendaval en que se ha tornado la montaña. Los pedreros están helados debido a la nieve volada, y la opción de buscar un descenso más directo al campamento se desvanece como nuestras energías. Para evitar un resalte rocoso del filo volvemos sobre el glaciar, calzándonos nuevamente los grampones, tarea complicada bajo las fuertes ráfagas. Para llegar al glaciar debemos destrepar un resalte en terreno mixto de roca y nieve. Luego de este paso, estamos nuevamente en el glaciar. Aquí comienza la tarea de destrepar, en algunos casos cara al valle y en otros cara a la pared. En uno de estos momentos de destrepe, cuando he bajado primero y estoy ayudando a Federico a seguir mis huellas, el viento lo hace tambalear enganchandose con los grampones. En medio segundo nos encontramos los dos deslizandonos juntos pendiente abajo. Sin poder creer que estamos cayendo, reacciono rápido y me freno haciendo autodetención con el piolet, mientras que Federico sigue resbalando, logrando frenarse un poco más abajo cuando la pendiente se recuesta y la nieve se vuelve más blanda. Inmediatamente le grito a ver si se encuentra bien. Está entero y yo también, por suerte ha sido sólo el susto. Tratamos de recuperar un poco el aliento después de este percance, pero el viento nos sigue azotando y queda mucho camino por delante. Extremando la atención seguimos descendiendo los resaltes del glaciar. Son casi las 7 de la tarde cuando estamos entrando en la carpa, 12 horas después de dejar el campamento, agotados y enfriados por el viento. Sesiones de té y sopa, y nos va "volviendo el alma al cuerpo". Repasamos lo vivido en este día como una película que no deja de proyectarse en nuestra mente... Aún estoy "digiriendo" el tener que volver sin la cumbre del Excelsior, pero a la vez tomamos conciencia de la categoría de montaña que es, con su altura, sus glaciares y su ubicación tan aislada. Realmente es impresionante, y esto lejos de auyentar un nuevo intento, sólo hace crecer aún más las ganas de volverlo a intentar...

Sábado 14 de noviembre. Tarde, cansados, esperamos que el sol alcance el campamento para empezar a movernos. Anoche realmente ha hecho frío (-20°C) y debemos secar bolsas y ropa que están escarchadas. A las 12 emprendemos el descenso, con la misma sensación que hacía mucho no sentía... la de volver con las manos vacías... pero sabiendo que dimos todo y un poco más todavía para conseguirlo! Y aún quedan los 36km de quebrada hasta Punta de Vacas que debemos hacer en dos jornadas... El clima sigue muy duro, si bien hoy con menos nubes, el viento helado sigue soplando y llenando de nieve cara, manos y lentes. Las horas van transcurriendo y nosotros maquinalmente caminando con el solo objetivo de alcanzar el campamento de 3300m antes del anochecer. Son más de las 19:30hs cuando volvemos a pisar tierra firme y los primeros "verdes" después de 5 días de andar sobre nieve.




Domino 15 de noviembre. Cansados, pero sin poder aún relajarnos, debemos seguir con el mismo ritmo que traemos de días anteriores y devorar kilómetros de quebrada si queremos llegar al cruce del Tupungato antes que anochezca. Otro día más que el ritmo lo pone la luz del sol. Hoy disfrutamos la parte baja de la quebrada totalmente diferente a aquella que vimos bajo la nevada. Quizás el día de cumbre debería haber sido éste, ya que hoy está totalmente despejado y el viento es una brisa... que bronca!! pero sabemos que tampoco teníamos comida suficiente para esperar dos días más, además de que el trabajo nos obligaba a regresar. A primera hora de la tarde llegamos al río Tupungato, y recién tres horas más tarde estamos enfrentando el cruce en la estación aforadora. Remar en el carrito nos agota las últimas fuerzas. Una caminata de un par de kilómetros hasta el auto y damos por concluida esta nueva expedición.