viernes, 11 de noviembre de 2011

EXPEDICIÓN MACIZO DE LA JAULA 2011 / ASCENSIÓN NEVADO EXCELSIOR 5773m

English summary: on November 5th 2011, Mijel Lotfi and I reached the summit of mythic Nevado Excelsior (5773m), the highest peak of “Macizo de la Jaula”. This almost unexplored area is located at the west of the famous Cordón del Plata. Most of the peaks at the “Macizo de la Jaula” range are unnamed, probably because access to this narrow ravine is not only difficult but completely isolated. As the adventurer goes into the deep narrow valley, losses any possibility of communication with the rest of the world. A mistake or accident there could be fatal. Our expedition was fast and light taking only six days: three approaching days, one summit day and two days descending.

Our adventure started on November 2nd, near Punta de Vacas village. We chose a new approaching route: “Quebrada Fea”, a 30 km long deep gully starting at Tupungato River east side. It took us three days walking from the gully entrance (2400m) to the base camp (4600m), at foot of the unclimbed west face. Difficulty of this first part of the expedition consisted not only on distance but also on climbing moraines and steep slopes, crossing fast-flowing streams, and carrying 25 kg on our backs. The summit day, we started at 7am climbing up a snow corridor (50° and III/IV UIAA rock steps). Then, we continued by the west ridge (40° snow). We reached the summit after 7 hours we left the base camp, on a sunny day that allowed us to enjoy the magnificent view and study our next challenges.  At the top, we found the summit book left in 1964. The first ascent in 1964 took eighteen days. The second ascent in January 1978 took twelve days. The third one, in September 1985, lasted fourteen days.
Descending was carefully but fast. After reaching the base camp, we took our tend and continued going down. After crossing melting glaciers and falling several times into underground streams, we reached to 4000m camp and tried to rest during that night. It took us two more days to walk until the gully entrance and reaching the village, where we wait for my wife to pick us up. On the way back to the city, a must-stop for pizza and beer to celebrate the long dreamed-about summit.  
 

El Mogote Central o Nevado Excelsior es la máxima altura del Macizo de la Jaula. En enero de 1984 cuando lo observé por primera vez desde la cima del Santa Elena, lucía misterioso y gris en aquella tarde tormentosa. Como todos los demás cerros de ese macizo, produjo una atracción instantánea e inconciente, aunque lo que primero infundiera fuera respeto. Pasaron los años y con las primeras exploraciones realizadas también llegaron mis primeras conquistas de cumbres vírgenes y las segundas y terceras ascensiones. Y el Nevado Excelsior seguía esperando. Sabía que desde la tercera ascensión realizada por Cabrera en 1985, no había vuelto nadie. Pero me habían mantenido ocupado otras quebradas y cerros, y el Excelsior seguía postergado. Hasta que llegó diciembre de 2008, cuando con mi hermano Federico realizamos el primer intento. Pero por un error de "logística" no pasamos del Río Tupungato. Un año más tarde, en noviembre de 2009, volvemos con todo para intentarlo. Esta vez es el clima el que no nos acompaña y a 200m de desnivel de la cima debemos volvernos.
Pacientemente esperé la oportunidad (el año 2010 habia sido extremadamente pobre en precipitaciones y la montaña no estaba en condiciones). La primavera de 2011 se presentaba mejor que la anterior, sólo había que buscar la fecha apropiada entre obligaciones laborales y familiares. Y por fin llegó el día, a principios de noviembre en que partiría hacia una nueva tentativa. Mijel Lotfi sería mi compañero esta vez, compañero de lujo que conozco desde la adolescencia en que caminábamos incansablemente los cerros del Cordón del Plata.
El miércoles 2 de noviembre, Cecilia nos deja en Punta de Vacas a las 9:30 de la mañana, junto a las dos mochilas de veintitantos kilos. La estrategia ha sido ir lo más liviano posible, sólo con un piolet y un par de grampones por persona (sin cuerda, casco, arnés o material para asegurar), comida liofilizada (gracias Lito!), y el abrigo justo. No queremos que suceda lo de otras veces en que la aproximación se ralentiza por el excesivo peso que cargamos. Hemos trazado un ambicioso plan de ascensión en 6 jornadas, veremos si da resultado.


























Después de despedir a Cecilia, pasamos a saludar a Don Ibaceta e inmediatamente comenzamos la marcha hasta la Estación Aforadora Tupungato. Aquí, gracias a la amabilidad de la gente de Evarsa, podemos cruzar a la margen Este del Río Tupungato y comenzar con la tarea del día: marchar hasta las vegas situadas a 2900m en la quebrada Fea. Tarea que nos lleva hasta las 6 de la tarde de ese primer día. Cansados y contentos de lograr lo previsto para ese dia, armamos campamento a la vera del arroyo. El jueves 3 de noviembre, nos espera el día más duro de la aproximación. Debemos tratar de recorrer la máxima distancia posible para que la tercera y última jornada de aproximación sea lo más corta posible y nos deje unas horas extra de descanso para intentar la cumbre al día siguiente. El clima se presenta totalmente despejado y con ausencia de precipitaciones, tal como estaba previsto en www.yr. no. Lo único que nos preocupa es la intensidad del viento. Esta segunda jornada comienza a las 10 de la mañana: marchando a paso rápido cruzamos vegas, playones, barrancos y morenas. Nos movemos más ágiles que en el anterior intento, gracias a los kilos de menos que cargamos y al clima más benigno que tenemos.















Son las 6 de la tarde cuando llegamos al playón de los 4000m, al pie de los Enanos Blancos. Hemos podido hacer en dos duras jornadas lo que la vez anterior hicimos en tres. La montaña está irreconocible en comparación de la otra vez. Ahora hemos disfrutado de un sol abrasador que nos ha permitido llegar prácticamente hasta aquí en mangas cortas y sudando la gota gorda, mientras que la otra vez todo estaba cubierto de nieve y era azotado por el viento blanco. Charlas sobre personajes de antaño, mientras esperamos el liofilizado es toda nuestra actividad dentro de la carpa. A las duras e intensas horas de marcha las compensamos con una buena cantidad de horas de sueño. El viernes 4 de noviembre a las 10:30hs volvemos al ruedo, sabiendo que ahora llegaremos por fin al pie de nuestro objetivo. Cuando el Excelsior aparece al fondo del valle, en un recodo de la quebrada, Mijel exclama: "¡que lejos que está!". Así es, aún nos quedan algunos kilómetros para llegar a su base. Esperemos estar bastante enteros para intentarlo mañana. Este tercer día de marcha lo pasamos admirando sin descanso los hermosos objetivos que ofrece la zona: Pico Rojo, Enanos I y II, San Fernando, Bocha, Mogote Oeste. Mijel ya imagina nuevas expediciones para escalar estos tentadores objtetivos.













Luego de 4 horas de marcha, alcanzamos el sitio de campamento de la última vez. Ahora preferimos armar otro unos metros más al sur, debido a que el anterior estaba muy expuesto al viento. Contentos de llegar temprano para descansar lo necesario, lo único que nos preocupa son las nubes de viento que han cubierto el cielo. Mijel viene de dar un curso de Guías en el Noroeste Argentino, donde por el viento debieron abortar un ascenso al Incahuasi, así que no quiere saber nada más de ese "enemigo invisible". Yo por mi parte estoy dispuesto a esperar "agazapado" al momento justo de buen tiempo para poder salir disparado hacia la cumbre. Dentro de los días disponibles, hemos previsto una jornada para esperar por mal tiempo si fuera necesario. Pero esta vez no contamos con ningún sistema de comunicación (teléfono satelital) por lo que nos debemos mover ajustandonos estrictamente al plan establecido. La tarde transcurre tranquila, mirando de reojo a nuestro objetivo y esbozando nuevas líneas de ascenso. Los glaciares están bastantes más "pelados" que en 2009, por lo que nos decidimos por una línea cercana al filo Oeste que nos lleve directamente a la cumbre. La ruta del glaciar Sur es bastante más larga y desde aquí no podemos observar en que estado está el glaciar. Por lo que se puede observar desde aquí, los glaciares poseen ese "hielo vidrio" increíblemente duro y difícil para nuestro escaso equipo.



























El sábado 5 de noviembre nos despertamos a la 5:15hs y comenzamos el incómodo ritual de preparar el desayuno y vestirse en dos metros cuadrados. Son más de las 6:40 cuando ya con los grampones puestos encaramos la cara Oeste del Excelsior, mientras el Aconcagua es iluminado por el sol. Elegimos un canal de nieve que remata en unos riscos casi sobre el mismo filo Oeste. La pendiente comienza con unos 30° para terminar en unos 50°. Vamos eligiendo los sectores con nieve evitando el hielo que asoma en el costado izquierdo. Después de unas trepaditas fáciles y expuestas, marchamos por el filo y volvemos a calzarnos los grampones para subir más rápida y cómodamente. Vamos bordeando el glaciar Oeste: aquí no hay que caerse porque podríamos terminar en la misma base de la montaña.














Vamos controlando el ritmo de ascenso con el gps: ganamos 200m de desnivel por hora. Sabemos que el cerro es más largo de lo que parece y que la parte final es bastante escarpada, así que reservamos fuerzas para ese sector. El paisaje que se va abriendo hacia el Oeste es impresionante y nos tienta a parar a sacar fotos a cada rato. El clima es increíblemente bueno, con viento leve y temperatura no muy extrema. Me cuesta imaginar estar aquí por fin en esta montaña, justo el día de cumbre, ganando metros hacia el punto más alto... Cruzo los dedos para que todo pueda concluir según lo planeado! Ya hemos superado la altura lograda en el intento del 2009... con el gps pongo la función "Go to" y veo que ese punto está unos 400m en línea recta sobre el filo sur. Maquinalmente vamos ganando metros, y pronto abandonamos el filo para superar los riscos cercanos a la cumbre y que estudiamos gracias al zoom de la cámara. Terminamos de subir ese pedrero y aparece una pequeña meseta blanca... la cumbre parece inminente.


























Me adelanto unos metros siguiendo ese pequeño filo nevado. Aquí se termina la historia...estamos en la cumbre del Excelsior! Un abrazo en este punto recóndito y aislado de nuestra geografía que vuelve a ser pisado muchos años después del último visitante. Una pequeña pirca señala el fin de nuestra marcha, y entre rocas asoma un libro de cumbre que forma un bloque de hielo con todo lo que lo rodea. Son las 12:50hs y mientras Mijel investiga la pirca y prepara nuestro testimonio; yo me aboco a la tarea de fotografiar la innumerable cantidad de cerros que se ven desde aquí. Podría pasar horas haciéndolo, pero parte del juego es volver enteros a casa! Gozamos un buen rato estudiando una gran cantidad de cumbres desconocidas que esperan a los montañistas y otras que apenas tienen una ascensión, como el Mogote Oeste y su impresionante faz sudeste con los seracs colgantes... Un llamado a la realidad que me hace Mijel para que empecemos a bajar, no sabemos como será el descenso de la ruta realizada. Esperemos encontrar un atajo más rápido y fácil hacia el campamento.














Cuarenta y cinco minutos después de llegar, abandonamos la cima. Descendemos por los pedreros de la faz noroeste y luego volvemos a tomar el filo. Algunos cientos de metros más abajo nos desviamos por un pedrero que nos lleva al vallecito al pie de la cara oeste del Mogote Oeste. Aquí ya continuamos atravesando campos de nieve hasta llegar a las morenas. Después debemos remontarlas unos metros hasta llegar a la carpa. Son las cuatro menos cuarto de la tarde y ya estamos de vuelta en el campamento. No lo podemos creer! El Excelsior ha sido vencido y en dos horas ya estamos de vuelta. Un té y una picadita es suficiente para juntar fuerzas y desarmar el campamento.














Preferimos aprovechar el resto del día y bajar hasta el campamento II a 4000m, y acortar las jornadas de descenso, mientras pensamos: "si tuviéramos un satelital podríamos avisar que nos quedamos a subir otra cumbre..". Una marcha forzada atravesando campos de nieve "sopa" y que esconde arroyos subterráneos nos hace terminar con las botas dobles totalmente mojadas por los innumerables "chapuzones". Son las 8 de la tarde cuando con frío y muy cansados llegamos a armar nuevamente la carpa, luego de más de trece horas de actividad.


























Domingo 6 de noviembre. Esperamos que el sol caliente el ambiente, pero sobretodo seque nuestras botas...Mientras tanto podemos ir descongelando el testimonio de cumbre. Hace 26 años nadie pisaba esta cumbre! Y solamente fueron tres las expediciones que nos precedieron, cada una por una ruta diferente: En el '64, Juan Bello, Ernesto Fiorentini y Rafael Arcidiácono lograban el primer ascenso por el evidente filo noreste, en 18 días de expedición entrando por el portezuelo del Minero. Quince años después, en enero del '79, Sergio Buglio, Carlos Sansoni, Jorge Crescitelli y Fernando Nadal trazaban una elegante línea en la cara Sureste y firmaban la segunda ascensión, entrando por el col Vallecitos-Plata y bajando por la Quebrada de la Jaula en 12 días de expedición. La tercera y última ascensión había sido la de Gabriel Cabrera por el filo Sur, en una larga travesia desde el Cerro Plata hasta el Mogote Oeste y bajando por la Quebrada Fea en 14 jornadas. Nosotros habíamos alcanzado la cumbre por una nueva y directa ruta en el cuarto día de expedición y aún nos quedaban dos largas jornadas para desandar el camino hasta Punta de Vacas. Cargamos nuestras mochilas y apelamos a nuestro mejor sentido de malabaristas y comenzamos a recorrer la parte más dura del descenso: los encajonamientos entre playones. Estos tramos, que Mijel los llamaba "crux", como si se tratara del paso más duro de una vía de escalada, exigen toda la atención, fuerza y equilibrio para que una feliz y exitosa ascensión no termine en una tragedia Los pies se van recalentando en los pedregales y sólo encuentran su descanso en las heladas aguas del arroyo. Al atardecer del quinto dia acampamos nuevamente a 2900m, buscando en la escasa amortiguación de la colchoneta aislante, el descanso reparador. No hay muchas opciones entre los dos o tres sobres de liofilizados que nos quedan, pero con el cansancio y el hambre que tenemos este menú cada vez nos gusta más!











El lunes 7 de noviembre, preparamos la mochila y nos cargamos nuevamente como mulas. Subidas y bajadas por huellas de guanaco, caminatas interminables al lado del Tupungato y a primera hora de la tarde estamos en Punta de Vacas. Muy cansados y muy contentos nos disponemos a esperar a Cecilia que nos vaya a buscar. El Excelsior ya es historia pasada, nosotros vamos planeando las nuevas por vivir.