miércoles, 22 de febrero de 2017

CUMBRES DE ENTRENAMIENTO I

Cerros Arco (1675m) y Gateado (2111m)

A veces el tiempo disponible para montaña no es el suficiente como para hacer una ascensión, entonces no queda otra que dirigirse al cerro Arco, a pocos kilómetros de la ciudad. Este cerro hoy en día se ha convertido en la “meca” de los que quieren dejar una vida sedentaria y mirar la ciudad desde lo alto y también de aquellos deportistas que entrenan para carreras o montañismo. Este cerro alguna vez fue uno más de la precordillera (así lo llegué a conocer en mi primer ascenso a fines de los 70) pero hoy en día su cumbre alberga innumerables antenas y un camino vehicular surca sus laderas. Así y todo, o justamente gracias a eso, es un objetivo para un gran público que no pertence al colectivo “montañero”. Muchas personas despertaron su pasión por las montañas luego de una caminata matinal al Arco. Así presentado, un domingo nos vamos a encontrar gran cantidad y variedad de personas que lo suben con diferentes objetivos pero con la misma motivación de vivir la montaña.
A fines de los 80, y a poco de inaugurado el camino de 4x4, realicé los primeros ascensos a modo de entrenamiento. En aquel momento, no existía el “Puesto de la Quebrada” y sólo había una tranquera antes de la primera subida fuerte. Con poca información y mucho entusiasmo, nos entrenábamos tratando de subir lo más rápidamente posible a la cumbre. Trotar las pendientes empinadas del camino nos llevaba poco más de media hora desde el comienzo de la primera subida. Hoy en día sigo yendo al Arco a entrenar pero la forma de hacerlo ha ido variando con los años. En 2003 comencé a tomar nota de todos los entrenamientos que hago a fin de conocer mejor mi estado para saber qué objetivo elegir. De esta manera uno puede reconocer mejores y peores momentos y de esta forma no sobreestimar su capacidad. Personalmente siempre estoy “preparándome para”, como en una eterna “pretemporada”. Esto me da como resultado estar en la mejor forma que puedo para disfrutar la montaña. Medir el tiempo en que uno realiza un recorrido tiene como objetivo poder compararse con uno mismo. Así es como en 2004 realizaba el ascenso al Arco en 34’ 30” desde el estacionamiento. El ritmo de ascenso era totalmente anaeróbico, elevando las pulsaciones a 180. Este entrenamiento lo hacía como mucho una vez al mes, a modo de “test”. Así fue como año a año seguí entrenando en el Arco, y viendo también como lógicamente ese veloz ritmo de ascenso iba disminuyendo. Hace poco más de un año, un amigo (corredor “converso” y montañista ) me sugirió hacerlo caminando. Es decir, cambiar el ritmo de correr o trote (donde por un instante los dos pies están en el aire) al de caminata o marcha (siempre un pie está en contacto con el suelo). La exigencia está en hacerlo caminando al ritmo más rápido que podamos. De esta manera comprobé varias ventajas: el ritmo no era tan anaeróbico sino que era más parecido al que tenemos durante nuestras ascensiones en montaña, no había una veloz acumulación de ácido láctico, se entrenaban más grupos musculares al ser un ejercicio más integral ,etc. Y lo más sorprendente es que no tardaba mucho más en llegar arriba. Si actualmente corriendo estaba realizando el ascenso en 40 minutos, caminando podía hacerlo en 42.


Un domingo de verano, a falta de montaña nada viene mejor que ir al Arco. Pero esta vez voy con ganas de hacer un entrenamiento un poco más prolongado y voy con la idea de seguir al Gateado, cumbre que hace más de 10 años que visité por última vez. Esta vez voy con lo mínimo, dos litros de agua y dos barritas de cereal. Dado que la idea es seguir “para atrás”, voy regulando el paso y en 49 minutos llego a la cumbre del Arco. Sin detenerme, sigo al mismo ritmo pasando a los pocos grupos de personas que continúan hacia el oeste. Tengo un vago recuerdo del trayecto Arco-Gateado, pero voy sorprendiéndome como si fuera la primera vez. Este ritmo de marcha rápida permite avanzar velozmente pero a la vez poder ir gozando el paisaje. Van pasando los minutos, voy traspasando morros y portezuelos varios, pero el Gateado se ve aún lejano. Comienza la subida sostenida y ahí me acuerdo que aún falta rato para la cumbre. Trato de no aflojar el ritmo y sigo ganando metros mientras el Arco va quedando atrás. A las 2 horas 15 minutos de salir del auto alcanzo la cumbre del Gateado. La soledad de la cumbre, la brisa fresca, los guanacos que me saludaron al llegar, marcaron la diferencia con la cumbre del Arco. Aquí me tomo 15 minutos para descansar, hidratar y comer algo antes de emprender el descenso. Desando el camino hasta el punto más bajo en el filo entre el Arco y el Gateado y tomo el sendero que baja a la quebrada. En 1 hora 40 minutos llego desde la cumbre al auto. En total fueron 4 horas 10 minutos de actividad para los 20km de recorrido y poco más de 1300m de desnivel acumulado. Mientras bajaba, me convencía cada vez más de las muchas alternativas que ofrece nuestra “olvidada” (para los montañistas) precordillera. Salidas cortas, circuitos de entrenamiento, caminatas relajadas, días de montaña con niños. Sólo hay que elegir la forma de vivirla, nuestra montaña siempre ofrecerá el entorno ideal para nuestras actividades y a muy poca distancia de la ciudad.

RECOMENDACIONES
Si se va en vehículo, es conveniente dejarlo en la playa de estacionamiento del “Puesto de la Quebrada”. Por pocos pesos ($25 a febrero 2017), el auto queda en un lugar cómodo y seguro.
Si nuestro objetivo es el cerro Aspero o realizar alguna caminata en la quebrada se debe avisar a la gente del Puesto ya que son terrenos privados. Si nuestro objetivo es el Arco por el camino vehicular no es necesario avisar de nuestra actividad.
En verano conviene realizar la actividad bien temprano en la mañana para evitar las horas de mayor calor.
Para los que van al Arco por primera vez es conveniente subirlo caminando, respetando nuestra capacidad aeróbica sin exigirnos, parando y tomando líquido las veces que sea necesario.
Si vamos con nuestro perro es conveniente llevarlo con correa para no molestar a otros caminantes.
Para los principiantes que deseen seguir hasta el Gateado, el sendero es evidente y está bien marcado, pero deben saber que se sale de la zona concurrida y accesible del Arco e ingresan a una zona más agreste y  natural (deficiente cobertura celular y sin acceso vehicular). Es conveniente no apartarse de los senderos, muchas laderas que bajan a la quebrada terminan empinándose y presentando riscos y bardas infranqueables.

En el “Puesto de la Quebrada” se puede almorzar, cenar o tomar algo fresco después de la actividad (todos los meses organizan el ascenso al Arco con luna llena, que finaliza en una cena en el puesto).