sábado, 19 de octubre de 2013

CERRO OLIVARES CENTRAL ó DE LA MAJADITA 6269m

INTENTOS DE ASCENSIÓN AL "GIGANTE" DEL NORTE SANJUANINO


El cerro Olivares Central ó Majadita con sus 6280m, luego del Mercedario (6770m) y La Ramada (6359m) es la tercera cima más alta de la provincia de San Juan. Le da nombre a un cordón de altas cumbres que limita a la quebrada de Agua Negra por el Sur. Esta quebrada, es el paso que une la provincia de San Juan en Argentina con la región de Coquimbo en Chile. A través de él, se ha trazado la ruta nacional n° 150 que brinda un cómodo acceso a un buen número de cumbres. El cordón de Olivares es perfectamente visible desde el valle de Iglesia, donde la más alta cima, el “Olivares Central” también llamado “De la majadita”, se ve como una extensa montaña con glaciares que descuelgan a varias vertientes. Fue ascendido por primera vez el 30 de diciembre de 1965 por una expedición del Club Andino Mercedario de San Juan integrada por Sergio Fernández, Vittorio La Terza, Mario Yacante, Estela de Lara, Graciela de Lara y Carlos Flores (fuente: anuario del Club Andino Mercedario, n° 2, página 50)

1° INTENTO, DICIEMBRE DE 2008. 
En diciembre de 2008, luego de un amague de aproximación al Nevado Excelsior que se vio frustrado por no poder cruzar el río Tupungato, enfilamos directamente hacia este sector de la cordillera de San Juan. Yo había hecho mi primer contacto con esta zona semanas antes, cuando con Cecilia estuvimos por la quebrada San Lorenzo, subiendo un contrafuerte del cerro homónimo, en plan de aclimatación. Así que después de “rebotar” en la Jaula, tomamos el auto y casi sin desarmar las mochilas ponemos rumbo a este “seismil” del cual no teníamos prácticamente información, sólo que era quizás el más accesible de los grandes de San Juan. Pasado el mediodía, alcanzamos “Pircas Negras”, el sitio para dejar el vehículo en la entrada de la quebrada San Javier. Los 3800m de altura se hacen sentir, así que a un paso más que tranquilo vamos ganando altura en la abrupta entrada. A poco más de 4000m, en unas vegas nos decidimos a acampar, no queremos que la altura nos “pegue” demasiado. Cuando estamos con los menesteres del acampe, ¡nos damos cuenta que nos hemos olvidado el calentador! Tiene que haber sido cuando sacamos algo de la mochila, la noche que pasamos en Mendoza antes de emprender el viaje hacia aquí…Bueno, no queda otra, ¡hay que arreglárselas con lo que hay! Vemos suficiente leña de yareta por aquí, así que luego de armar la carpa estamos haciendo fuego para cocinar. Esto va a alterar un poco nuestros planes, ya que el segundo campamento lo deberemos hacer donde haya leña… Al día siguiente, tranquilos y con tiempo desarmamos el campamento. No es fácil interpretar esta extensa montaña, y poco es lo que se ve desde aquí, así que no queda más que seguir avanzando por esta quebrada y acampar hasta donde la leña nos permita. Después de unas tres horas alcanzamos un cómodo sector de la quebrada con terreno blando para acampar, el curso del arroyo a pocos metros y algunas matas de yareta, a unos 4300m. Montamos el campamento y nos ponemos a esbozar los horarios para el día de cumbre. No queda duda que hay que partir bien temprano, para tratar de salvar los casi 2000m de desnivel hasta la cumbre.
Entrando a la quebrada San Javier
Cocinando con leña de yareta
Playones aluvionales de la quebrada San Javier
Ganando altura, al fondo el glaciar norte del Olivares


























No es muy frecuente levantarse a las 5 de la mañana para salir a la cumbre y tener que encender el fuego para tomar algo caliente…Eso le da un “toque” especial a la expedición, sobre todo en el olor a humo que van tomando todas nuestras cosas en los escasos dos días que llevamos aquí. Desde el campamento tomamos dirección SE, encarando unas pendientes de acarreos. Desde allí observamos una extensa ladera de bloques sueltos que remata en el filo de la cumbre. Suponiendo que la cumbre no se debe encontrar muy lejos de ese alto filo que observamos desde aquí, encaramos ese largo ascenso por un terreno más que “ingrato”. Van pasando las horas y el ascenso se hace cada vez más tedioso. Hacia el S ha comenzado a verse el gran glaciar Norte del Olivares. Yo continúo con mi mejor motivación a pesar del terreno inestable. Federico viene más retrasado y a los 5500m me comunica su decisión de volverse. Decidimos que yo continúe para llegar al filo contra el cielo que se ve desde aquí e intentar la cumbre. Continúo a paso firme ganando metros en ese terreno inestable hasta que por fin puedo montarme al filo, estoy a 5700m. Desde allí tomo rumbo Sur, adonde supongo puede estar la cumbre.
Campamento II a 4300m
Subiendo por la vertiente oeste, al fondo el glaciar norte
Interminables pedreros de la vertiente oeste
En el filo, a 6000m, al fondo la cumbre


























Voy superando morros y cumbrecitas, pero la verdadera cima no aparece. La tarde va transcurriendo y ya son más de las cinco cuando alcanzo los 6022m en una pequeña cima que me permite ver a los lejos la verdadera cumbre. No falta mucha altura pero sí distancia horizontal y no dudo en pegar la vuelta. Es tarde y Federico ya debe estar llegando al campamento. La cumbre quedará para otra vez y seguramente por un camino mejor elegido! Desciendo los interminables pedreros mientras el sol va ocultándose tras el otro Olivares, el de “Límite”. Con las últimas luces estoy llegando al campamento. Al día siguiente, desarmamos todo y luego de volver a hacer uso de tan inestimable recurso natural para cocinar, partimos bajo un implacable sol recorriendo este nuevo rincón cordillerano que pudimos conocer.
Glaciar norte desde el filo cumbrero
Cerro Las Tórtolas 6160m
Último día, antes del descenso
Regreso por la quebrada San Javier




























2° INTENTO: OCTUBRE DE 2013
Uno nunca sabe cuándo va a volver a intentar una cumbre. Pero hay que estar alerta para cuando la oportunidad surja. Y esto ocurrió hace pocos días, casi 5 años después de aquel intento. Mariana Gallego, guía mendocina, me preguntó si estaba interesado en intentarlo. Sin dudar, sabiendo que era una “tarea pendiente”, le dije que sí y es así como el 4 de octubre de 2013 ponemos rumbo a San Juan. Hubieron varios “idas y vueltas” para esta salida e integrantes que al final no pudieron sumarse, por lo que somos sólo dos los de la partida. El plan es tratar en principio de hacer el ascenso en tres días. Arrancamos desde Mendoza a las 7:00AM y  a la 1:45PM estamos comenzando la marcha en la entrada de la quebrada San Javier, donde hemos dejado el auto.  El clima está ideal, soleado y fresco, con algunos campos de nieve que quedan de la última nevada. Nuevamente ascendemos las pendientes empinadas de la entrada y nos disponemos a cruzar los largos playones que siguen a continuación. Avanzamos a buen paso, mientras el sol va cayendo. Pasamos de largo el campamento de 4300m y seguimos hacia el oeste por el cauce del arroyo. Por momentos dudamos de realizar el ascenso en 3 días, pero por ahora, nos concentramos en alcanzar un buen lugar para acampar. Son más de las siete de la tarde y hemos llegado a un gran cono aluvional  que se abre hacia el Sur. Encontramos un buen lugar a 4420m, con el agua cerca y una plataforma que con poco trabajo albergará bien a la carpa. Al rato nos refugiamos adentro, algo cansados de la caminata, el madrugón y el armado del campamento. Veremos como nos sentimos más tarde para continuar con el plan y salir de madrugada a la cumbre…
Paisaje de primavera
Subiendo por vegas
Descanso antes del último tramo del día
Llegando al campamento, atrás C° El Arenal con últimos rayos

Al día siguiente, despierto con un dolor de cabeza que no me dejó descansar bien y me avisa que el subidón ha sido muy repentino, a pesar de la caminata de aclimatación del fin de semana pasado. A mi compañera también le sucede algo parecido, así que decidimos quedarnos a descansar y reconocer bien la ruta que no tenemos muy clara e intentar la cumbre el domingo bien temprano. Un día espléndido nos espera fuera de la carpa, y después de desayunar salimos a reconocer los primeros metros de la ruta. Subimos por la nieve que cubre el lecho de una quebradita, hasta que a los 4700 nos desviamos al Este, buscando tener alguna vista del resto de la ruta. Termino subiendo hasta los 5000m, donde el espolón termina al pie del glaciar norte del Olivares. Allí encuentro un pircado de campamento. Saco fotos y nuevamente hacia abajo a almorzar. Nos tiramos a hacer “quesadillas” al sol, mientras comentamos detalles del camino a seguir el día de cumbre. Cuando el sol se oculta, nos refugiamos rápidamente en la carpa y es temprano cuando el frío nos invita a meternos en las bolsas de dormir.
Campamento al fondo el Cerro Cabot 5879m
A las 5 y media nos despertamos y una hora y cuarto después estamos subiendo con crampones a la luz de las frontales. Al haber reconocido las primeras horas de la ruta, nos permite avanzar rápido y confiados. Son las 8 de la mañana y estamos al pie del frente del glaciar norte del Olivares. Hace bastante frío, unos -15°C, pero gracias a Dios no hay viento; el día se presenta espléndido como el anterior. Debemos perder algo de altura para rodear el glaciar que presenta una pared de unos 15 a 20m de hielo color celeste verdoso. Una vez que estamos sobre el costado izquierdo, en el sentido de la ascensión, subimos muy cómodamente por la nieve dura. A las 9 de la mañana recibimos los primeros rayos de sol que nos reconfortan y nos permiten hacer un descanso para comer y tomar algo. Seguimos subiendo por la nieve existente entre la gran pendiente de piedras sueltas y el glaciar. A medida que vamos ganando altura, la pared del glaciar va disminuyendo de altura. Las horas pasan sin darnos cuenta y en más de una ocasión chequeo el gps para comprobar la altura y no puedo creer lo poco que subimos. Después de las primeras horas de la mañana, la distancia horizontal nos ha retrasado el promedio de ascenso. Y no es mucho lo que uno va viendo a medida que asciende, siempre se ve el mismo campo de nieve con una suave curva al final, y lograda esa curva, un nuevo tramo nevado que termina en curva también…
Primeras pendientes a la luz de las frontales
Subiendo por el canal de nieve a 4800m
A 5000m, llegando al sol
A 5800m, al fondo la cumbre


























A poco más de la 3:00PM, vamos viendo algo que parece ser la cumbre o al menos el filo cumbrero. Pero aquí las distancias engañan y también me engaño venir comiendo y bebiendo poco, que da como resultado no hacer el ritmo de ascenso necesario para llegar a la cumbre en los plazos estimados. Finalmente salimos a un gran plateau plano, donde nace el glaciar y optamos por cruzarlo para ganar el filo de la cumbre. Grave error que nos hace perder tiempo, ya que las distancias son grandes y las horas que nos quedan muy pocas. Cuando llevamos más de la mitad, decidimos rectificar el rumbo y dirigirnos en línea recta a lo que creemos es la cumbre. Aquí el frío se hace sentir, estamos a más de 6000m, y nos tenemos que enfundar con todo el abrigo que traemos. Resguardando un poco las energías gracias al plumón que llevo puesto, trato de ponerle más ritmo. Mariana ha venido muy bien todo el ascenso, en varios tramos me ha costado darle alcance, pero justo en esta última parte venía un poco rezagada. Una y otra vez esbozamos horarios “tope” para seguir subiendo y ver si logramos la cumbre que si fuera sólo por el desnivel, tendríamos que estar casi encima de ella. Pero ese ha sido el error de cálculo en los horarios, no considerar además del desnivel la distancia horizontal que en este cerro influye bastante.
En el gran plató, a 6000m
Punto máximo 6146m
Descenso aprovechando las últimas luces














La cumbre se ve al alcance de la mano pero se hicieron las 6:00PM y debemos decir “hasta aquí llegamos”. Estamos a 6146m a unos 120m de desnivel y poco más de medio kilómetro de lo que pareciera ser la cumbre, pero nos debe quedar aún como una hora más al paso que venimos. No dudamos un instante en pegarnos la vuelta, quedan poco menos de dos horas de luz diurna para tratar de perder la mayor cantidad de altura, sabiendo que es inevitable hacer parte del descenso a la luz de las linternas. Y queremos tener resto físico suficiente, en esta montaña hay que ser totalmente autosuficiente. La noche nos alcanza poco antes de los 5000m, cuando debemos remontar nuevamente la abrupta pendiente nevada por la cual rodeamos el glaciar. Y es aquí al volver a subir cuando nos damos cuenta de los cansados que estamos. Luego desandamos el pequeño canal de nieve hasta llegar al campamento a las 11:00PM. Apenas nos queda energía para preparar un jugo y meternos en la bolsa.
Cerro Cabot 5879m con los últimos rayos de sol
Descenso nocturno














Al día siguiente, más recuperados, vamos sacando conclusiones de este nuevo intento. Otra vez esta cumbre no se deja dominar, pero tanto en esta ocasión como en la anterior, no nos bajamos con las manos vacías. Hemos conocido un poco más los secretos de esta gran montaña y gozado de hermosos paisajes. Y lo más importante, no vamos a tardar mucho en juntar las ganas necesarias para volver a intentarla. Esos pensamientos nos ocupan mientras desandamos la quebrada hasta el auto, bajo fuertes ráfagas de viento en un día no tan primaveral. 
Un nuevo regreso sin cumbre

jueves, 23 de mayo de 2013

CERRO QUEBRADA FIERA 4578m

CUMBRE OLVIDADA DE ANTIGUO NOMBRE

Amanece en la quebrada Polvaredas
Picos dorandose al sol
Rocas inescaladas
Quebradita angosta
Protegido de las piedras
Murallas y cordón de la qda. Colorada
Sólo un nombre que aparece en la vieja carta del IGM de hace más de 50 años es lo que tenía de referencia de este cerro. Un nombre que si bien no tiene la “coherencia” que se puede pedir para denominar a un cerro (¿cómo un cerro se va a llamar quebrada?) por lo menos algo anticipa de las características del terreno. Y ése justamente era el “crux” de la ascensión, que ya conocía desde el 2010 del ascenso al Pirámide Choiyoi y a la Peña del Naciente. De ése tramo de estrecha quebrada me había quedado un recuerdo no muy grato: un terreno trabajoso para transitar y a tiro para la caída de piedras. Así que esta vez iba preparado a poner toda la energía para superarlo o evaluar si con la nieve recién caída podía convertirse en algo demasiado complicado y volver en otro momento.
El desnivel entre el auto y la cumbre, unos 2400m, es considerable, por lo que llegué a dudar si se podía hacer en esta época del año en una jornada desde la ciudad de Mendoza. Por lo que no quedó otra que madrugar más que otras veces y comenzar la jornada antes que salga el sol. A las 4:40 AM salí desde la ciudad y dos horas después estaba con los preparativos en Polvaredas. A las 7:10 AM comienzo a caminar a la luz de la linterna frontal. Gracias a que conozco el sendero que bordea el arroyo Polvaredas, voy sin problemas avanzando a buen paso. Un par de ojos brillantes y amarillos se quedan clavados mirándome, y me dan tiempo para que saque la cámara de fotos. Por la oscuridad del momento la cámara no puede hacer foco, pero queda la duda de que animal se trata…¿podrá ser algún felino?. A la hora y media hago el primer descanso en la bifurcación. El aire está frío y hay que comer y tomar algo bien rápido. El estado del tiempo que había sido la gran incógnita antes de venir, aquí se presenta todo despejado, frío y calmo. Sin demorar mucho encaro el brazo “encerrado” de la quebrada. Unos centímetros de nieve reciente cubren todas las piedras y el arroyo suena debajo de una gruesa capa de hielo. Voy acumulando metros rápidamente, y en poco más de una hora estoy en la parte más complicada de este tramo. Aún voy dudando si podré pasar por las condiciones del terreno, duda que me hace pensar que si me vuelvo ahora aún puedo llegar a tiempo a un asado con amigos que están en el Salto…Unas huellas recientes de guanaco me muestran el “atajo” que ellos toman para evitar los saltos del arroyo. Me acuerdo de este sendero de la vez pasada y encaro el ascenso. En poco tiempo más estoy saliendo nuevamente a la vera del arroyo, arriba de todos los obstáculos. Al fondo aparece nevada la “Peña del Naciente”. Son casi las once de la mañana y aún estoy en sombras, apuro el paso para llegar al sol y hacer un descanso.
Vallecito alto, al fondo Peña del Naciente
Luego de beber unos tragos y comer un nugatón ya estoy en marcha nuevamente. Me refugio en mis pensamientos mientras camino en silencio por este ignoto vallecito nevado, siguiendo las huellas de guanaco. Ahora sé porque a veces le encuentro sentido salir a la montaña solo, disfrutar de estos momentos no tiene precio.

Vista al Este, al fondo cordón del Plata
A paso firme, al fondo el cerro Qda. Fiera


La única preocupación es ver el sol inclinado que rápidamente pasa de la mañana a la tarde y yo aún caminando por este vallecito…Las paredes escarpadas de la Peña del Naciente y los roquedales del cerro Mesa me entretienen mientras concienzudamente cuento los pasos para no perder el ritmo. A las 2 y media de la tarde estoy llegando al pie del portezuelo que conduce a la cumbre. Tuve que rodear morenas de grandes bloques buscando el mejor terreno para avanzar rápido. Y siempre encuentro alguna huella de guanacos que confirma la acertada elección. El día sigue espléndido, despejado y frío. Voy subiendo a buen ritmo hacia el portezuelo en la misma dorsal del cordón del Tigre, luego quedará tomar rumbo norte para alcanzar la cumbre. Sólo espero que ésta no se haga rogar más de la cuenta, porque el horario límite que me impuse para llegar es el de las 3:30 PM. El regreso es demasiado largo y complicado para hacerlo todo de noche. 
Las dos cumbres del cerro
Aconcagua y torreones
Desde la cumbre la quebrada Tambillitos
Nevado del Plomo


Panorámica del cordón del Plata y la Jaula
Cuando voy saliendo al portezuelo, el Aconcagua hace su aparición envuelto en la típica nube; el resto de las cumbres están totalmente despejadas. Una suave pendiente es lo que debo enfrentar a continuación. El ritmo que llevo es el mismo del principio, asombrándome un poco del desnivel, la distancia y el terreno recorridos. El límite para empezar a bajar me lo he marcado a las 4 PM, así que no queda mucho margen. El filo se va recostando cada vez más y la cumbre parece una pequeña meseta. Hacia el NE asoma una pequeña cumbre rojiza, pero que según pude estudiar en Google Earth, no es la más alta. Intuyendo la ubicación del punto más alto sigo con rumbo N. A los pocos minutos comienzo a llegar al filo y veo una pequeña pirca a mi izquierda. Son las 3:30 PM cuando llego junto a ella. La desarmo buscando algún testimonio pero sin ningún resultado. Me tendré que conformar con lo poco que sabía de este cerro antes de venir a aquí, sólo el nombre de “Quebrada Fiera”. Armo nuevamente la pirca, dejo mi testimonio y saco fotos, tarea para la cual siempre desearía tener más tiempo. Pero se han hecho las 4:15 PM y me preocupa el descenso de la quebrada. 
Panorámica del Aconcagua y sus vasallos

Pirca de cumbre
Nevado Juncal y Penitentes
Peñón Rajado
Plata
Comienzo el regreso rápidamente y en una hora ya estoy nuevamente en las morenas a 4000m. Desde aquí queda un tramo largo y sencillo hasta comenzar la parte más complicada. A paso firme avanzo por toda la quebrada y minutos después de las seis de la tarde estoy a 3400m justo para comenzar el atajo que evite los saltos rocosos. He señalado con una pequeña pirca el punto donde desviarse del lecho de la quebrada y comenzar a tomar altura. Pero los guanacos han caminado sobre mis huellas en la nieve y no es fácil orientarse. Y en este caso el GPS no es preciso, por lo encerrado del lugar tiene muchos inconvenientes para detectar satélites. Así que no queda más que tratar de orientarse. Sigo primero unas huellas de guanaco que van sorteando riscos cada vez más expuestos hasta que comienzan a descender abruptamente a una pendiente que no reconozco haber pasado en la mañana. Vuelvo sobre mis pasos, pensando que el pasaje está más arriba. Subo otros 50m y tomo otra huella con iguales resultados. Ante la duda, no insisto y vuelvo hasta el último punto que reconozco. Por tercera vez encaro la travesía pero más abajo, donde se vislumbra un terreno menos escarpado. Finalmente termino bajando al cauce del arroyo luego de rodear los saltos rocosos. Menos mal que contaba con luz de día todavía para este tramo, pareciera que el cerro quiso hacer honor a su nombre aunque sea en el regreso…Un tedioso descenso por rocas cubiertas de nieve fresca hasta la bifurcación del arroyo Polvaredas exige toda la atención para evitar accidentes. En este punto la oscuridad es casi total, pero gracias a la luz de la luna sigo descendiendo a Polvaredas. Recién a las 9:15 PM estoy llegando al auto, cansado y contento de conocer otros rincones secretos de nuestra montaña.
Gemelos
De vuelta en la quebrada
Peña del Naciente 
Descenso en penumbras

martes, 19 de marzo de 2013

CERRO VISERA OESTE 4316m

DESCONOCIDA CUMBRE CERCANA AL MÁS VISITADO

Desde diciembre de 2010 cuando ascendí al cerro Visera, ubicado al sureste del archiconocido cerro Penitentes, quedé con la intriga de la cumbre “gemela” que presentaba dicho cerro. Pasó el tiempo, el Visera recibió  nuevos visitantes pero aquella cumbre ubicada al oeste parecía no haber sido subida aún. Y como no quedan muchas cumbres a la vera del camino internacional sin conocer, un domingo de marzo decido volver por la pintoresca quebrada del Visera dispuesto a descubrir los secretos de su cumbre oeste. En esta oportunidad me acompaña Diego Cavassa, joven montañista que busca nuevos horizontes donde desarrollar su pasión. La quebrada del arroyo Visera y el cerro homónimo deben ser de los rincones menos frecuentados de las montañas aledañas a la ruta a Chile. Pocos rastros humanos, no hay senderos, ni lugares de campamento o fogones. Solo los rastros de los aluviones del mes pasado. Obviamente no hay que entrar a esta angosta quebrada un día de lluvia, ya que puede convertirse una trampa mortal. 
A las 8:45AM estamos poniéndonos en marcha, como siempre luego de pocas horas de sueño y el par de horas de manejo desde Mendoza. El clima se presenta bastante atípico: nubes bajas cubren los valles y apenas el sol comienza a calentar van desapareciendo. Lo que es evidente es la ausencia total de viento, esa presencia omnipresente del valle del río Cuevas. Encaramos al portezuelo de acceso al arroyo Visera después de cruzar por el puente peatonal detrás de la hostería “Ayelén”. En poco más de una hora estamos en dicho portezuelo dispuestos a bajar algunos metros hasta el arroyo. Vamos a paso rápido, tenemos varias horas de marcha por delante. Diego va preguntando nombres y rutas de ascenso a las cumbres aledañas, este sector cordillerano guarda un amplio abanico de opciones a las típicas de Vallecitos y el cordón del Plata.
Rumbo al portezuelo de acceso
Catas al sol
El más grande ya descansa post-temporada...
En la quebrada del Visera



El arroyo trae menos agua que la vez pasada, y es bastante cómodo ir casi sobre el mismo lecho saltando de piedra en piedra. A poco más de tres horas de marcha dudo en tomar el primer afluente que aparece desde el oeste. Marcha atrás y continuamos por el cauce principal y llegamos al desvío. Es fácil identificarlo dado que es el segundo afluente desde el oeste, y que se presenta más abierto que los otros. Sin perder tiempo caminamos, saltamos, trepamos entre las rocas hasta alcanzar el punto para comenzar el ladeo en dirección SE. Este punto es fácilmente identificable por una gran roca en forma de voladizo. Aquí ya hace su aparición el Visera (cumbre Este) con su impresionante perfil. Que bueno es poder volver a transitar un camino que se ha hecho una sola vez; se puede volver a tener otra impresión de distancias, dificultad y tiempos. Sin contar que uno vuelve a observar cosas que quizás la vez anterior pasaron desapercibidas. En esta oportunidad, el “ladeo” desde la piedra “alero” hasta el punto de ingreso al vallecito alto del Visera me parece más corto que la vez anterior, pero el terreno un poco más “ingrato”. Quizás han sido las lluvias recientes que han dejado la tierra endurecida y cuesta más marcar el paso en la pendiente.

Llegando a la bifurcación
Al pie de la barda rocosa
Flora de alta montaña (viola)
Descanso antes de la cumbre




Panorámica 360° en el vallecito del Visera
Una hora después nos encontramos justo debajo del punto débil de la barda rocosa que rodea al Visera. Una pendiente abrupta nos conduce a los 4060m. Son las tres de la tarde y sabemos que no nos queda mucho. Había estimado la altura de nuestra cumbre en poco más de 4300m, o sea que a lo sumo en una hora más debemos estar arriba. Comemos algo y continuamos. Diego ve con ganas de encarar la empinada ladera del Visera que subí en diciembre de 2010; si nos queda tiempo podemos subir también esta cumbre, pero objetivo es subir a la cumbre desconocida. Transitar este vallecito alto defendido por murallas rocosas en 360° y al cual sólo se puede ingresar por un solo punto es comparable al estar dentro de una fortificación. Si nos hubieran pedido de niños dibujar una montaña, nunca se nos hubiera ocurrido hacer una como este cerro. La naturaleza es pródiga en creatividad…
En un rato nos encontramos al pie de nuestro objetivo. El terreno no se presenta muy flojo y se puede subir a buen paso. Debo ir “sofrenando” a Diego que está acostumbrado a arremeter sin más hasta la cumbre. Le comento de la ventaja de hacer un paso continuo, sin “quemar” tanta energía…pero no parece muy convencido de mis argumentos. Zigzagueando vamos superando los últimos metros. Y minutos después de las cuatro de la tarde llegamos a la cumbre, que desploma en pared vertical hacia el sur y suroeste. Inmediatamente al oeste se encuentra un peñón casi de la misma altura del lugar donde estamos parados. Inmediatamente queremos sacarnos la duda si es más alto, a lo sumo 1m más alto, pero una angosta brecha nos separa. La roca del peñón es conglomerado que se desgrana de solo mirarlo, así que armamos la pirca ahí mismo. Mientras saco fotos panorámicas, Diego arma la pirca de cumbre y escribe el testimonio. La llamamos Visera Oeste dada el parentesco que posee con la otra cumbre situada 1.5km. El gps nos marca 4316m, apenas 8 metros menos que la cumbre Este. Si bien el desnivel entre el col que las une es mayor a 200m, están fuertemente emparentadas por la barda rocosa que las defiende.
Cerro Taguas 4500m
Cumbre del Visera Oeste 4316m
Cerro Negro o Pabellón 6077m
Cerro Nevado Excelsior 5773m

Luego de la panzada de nombres de cerros a diestra y siniestra que le doy a mi compañero, comenzamos el descenso. Quedará para otra oportunidad el ascenso al Visera Este, ya que hay que volver a subir los 250 m de desnivel. Así es que vamos desandando el camino realizado en la ida. Vamos a paso firme en una tácita carrera contra la oscuridad. Sin ningún percance deshacemos los tramos más delicados. De vez en cuando la excusa de una foto nos da la pausa que necesitamos para comer y tomar algo. Pero el último tramo de la quebrada la carrera contra la penumbra ya es evidente…y por poco nos gana antes de alcanzar nuevamente el portezuelo. Aquí ya nos rendimos a la graduación óptica con que hemos venido a este mundo y debemos sacar las linternas. Son las 8:30PM y aún nos queda un buen tramo hasta el auto. Casi una hora después llegamos a Penitentes, mientras imaginamos lo que vamos a comer en Uspallata.
Comenzando el descenso, atrás Penitentes 
Quebrada del Arroyo Visera
Descenso, atrás Cerros Clonquis y Potrero Escondido
Cerro Clonquis
Peñón Rajado 4628m
Angurriento en Uspallata