miércoles, 22 de agosto de 2018

PICO LEGENDARIO 4382m

Una nueva cumbre en el extremo sur del Tigre








A veces transcurren años, sí, años, antes de poder cerrar una “historia” con una cumbre. Y no es que se trate de grandes proyectos de escalada, sino justamente al contrario, son de esas pequeñas historias que por estar siempre ahí, nos mantienen atentos para alcanzarlas. Este pico hace casi 30 años lo ví por primera vez, cuando comencé a explorar la quebrada Colorada. Comenzaron a ser la silueta de montañas que teníamos de fondo cuando transitábamos esa quebrada. Pasó el tiempo, y no solamente los cerros más altos me fueron llamando la atención, sino todos, hasta aquellos que pasan desapercibidos para muchos que recorren la ruta a Chile. Hace unos cuantos años atrás, cuando ya estaba en proyecto el libro 50 cumbres, con Lito Sánchez vinimos a intentarlo un fin de semana. Pero no tener claro por donde acceder a la entrada de la quebrada del arroyo Del Sargento, nos hizo decidirnos por ir a Las Cuevas, ascendiendo al día siguiente el Titán por nueva ruta. Y desde ese momento los dos supimos que algún día debíamos volver a subirlo. El pico está ubicado en el extremo sur del cordón del Tigre, entre el Juan Pobre y el Peñón Rajado. Su perfil más definido que su vecino más meridional, me hizo pensar más de una vez de que si no se trataba de la verdadera ubicación del Juan Pobre. Es más, cuando en julio de 2012 alcancé esa cima, me quedé con las ganas de continuar recorriendo los kilómetros de filo que me separaban hasta el misterioso pico. En mayo de 2017 hicimos un épico intento con Lito y Heber. Luego de ascender penosamente abriendo huella en nieve reciente, nos rendimos a la evidencia de que ese no iba a ser el día: el sol se ocultaba en el horizonte y aún nos separaban 200m de desnivel a la cima. El fin de semana pasado bastó una llamada de Lito para volver a intentarlo. Ya había pasado suficiente tiempo desde el intento anterior para poder olvidar el esfuerzo y los dolores que dejan esos regresos nocturnos… Y esta vez Cristian Sancho, Crispo, es el tercer integrante de la cordada. Armar la mochila en menos de media hora y con los últimos rayos de sol de la víspera del feriado estamos en camino hacia la quebrada Colorada. Justo ahí en la entrada dejaremos el auto como en la vez anterior. Pero esta vez pensamos hacer acuse de recibo de la experiencia anterior y pensamos vivaquear allí para poder arrancar de madrugada. La noche fría no nos acobarda para que hagamos el asado que traemos bien regado por un buen vino, ¡así da gusto prepararse para los desafíos! Tarde nos acostamos mirando las estrellas mientras el reloj ya descuenta el tiempo para las 5am. Finalmente a las 6:20am estamos en marcha haciendo el intrincado recorrido para acceder a nuestra quebradita. Dado que nuestro objetivo está del otro lado del río Mendoza, debemos cruzar por el puente de la ruta internacional para luego bajar al lecho del río, costear y sortear los pilares del puente y así evitamos tener que vadearlo. Y luego queda una caminata de 2km hasta la puerta de la quebrada. Las luces del día van ayudando a entender mejor el camino que recorremos una vez que estamos en la quebrada. Una madrugada particularmente fría nos mantiene en movimiento continuamente y paramos sólo para tomar unos tragos de té caliente. Venimos más pesados de lo que hubiéramos deseado, pero las complicadas condiciones de la montaña en este invierno de escasa nieve nos obliga a cargar el equipo que creemos necesitaremos. Cristian se decidió a traer los esquíes para realizar quizás uno de los primeros descensos en el cordón del Tigre. Y con Lito cargamos las raquetas de nieve que nos permitan ir más rápidamente que la vez anterior. Más de tres horas nos toma alcanzar el límite de la nieve, que nos permita descargar algo nuestras mochilas. El sol aún no nos alcanza: nuestra quebradita está protegida por altas paredes que nos arrojan sombra por un buen rato.



Como a 3200m hacemos un descanso al sol y viendo que estamos cerca del mediodía comienzo a preocuparme sobre el éxito de nuestra ascensión. El terreno no nos ha permitido subir al ritmo que había estimado y temo que nuevamente el objetivo se nos escape de las manos. Pero desde aquí la nieve empieza a estar más consolidada y nos permite ganar nuevamente metros en poco tiempo. Apuro el paso y encaro directamente al col por el cual bajamos la vez anterior. Las raquetas me permiten avanzar sin titubeos y busco los tramos de nieve venteada para evitar enterrarme. Son más de las 3pm cuando Cristian nos sugiere que sigamos a nuestro ritmo hacia la cumbre, dado que prefiere guardar “piernas” para realizar un controlado descenso en esquíes. Así después de chequear las radios, quedamos en “QAP” (con las radios abiertas, escuchando si el otro nos necesita).
Nos vamos acercando a la base de la pala que conduce al col, buscando el punto óptimo para alcanzar el filo. Éste presenta pequeñas cornisas que nos hacen estar atentos, pero la escasa nieve acumulada hace prácticamente nula las posibilidades de desprendimientos. Así y todo apuro el paso en este tramo y son las 4:10pm cuando no sin luchar con la cornisa logro salir al filo. Allí espero a Lito que viene un poco más atrás. Es el máximo punto alcanzado hace más de un año atrás. Cuando llega mi compañero, nos comunicamos con Cristian y le informamos que continuaremos rápidamente a la cumbre, esta vez no dejaremos que se nos escape! Cristian nos comenta que se apresta a comenzar a descender luego de haber derretido nieve y tomado algo caliente.Desde aquí estimamos que nos quedan unos 200m de desnivel que pretendemos hacer en unos 40 minutos. El terreno firme, sin nieve y numerosas huellas de guanaco facilitan la tarea y vamos ganando metro a metro la cumbre. A las 5:15pm estoy llegando al punto más alto, asombrándome que no hay ningún rastro humano aquí. A pesar de ser una vistosa cumbre visible desde la ruta, este pico aún esperaba que alguien lo visitara. Mientras veo a Lito acercarse aprovecho a tomar panorámicas, medir con el gps y levantar la pirca. Y una vez más nos encontramos con la tarea de dejar nuestro testimonio y denominar de alguna manera a esta cumbre “innominata”. Lito viene con la tarea ya preparada y entre varias alternativas no dudamos en elegir “Legendario”. Alcanzar este viejo objetivo por el único e intrincado recorrido ha sido más bien de “leyenda”…

Son las 5:45pm cuando nos programamos para comenzar a perder metros... más de dos mil metros de desnivel nos separan del auto. En pocos minutos estamos en el col y destrepamos con atención los primeros metros. Más adelante podemos imprimir más velocidad haciendo una carrera a la noche. Pero la luna creciente aparece y no todo son penurias en el descenso. La quebrada nos exige una gimnasia continua de saltar de piedra en piedra hasta el último metro. Son las 11:30pm cuando vamos llegando al valle del río Mendoza. Aún falta el gran rodeo para evitar el cruce del río y por fin una hora más tarde nos encontramos con Cristian en el vehículo. Allí una picada con los restos del asado de la noche anterior nos va reponiendo de las 18 horas 9 minutos de actividad ininterrumpida…Por unanimidad decidimos vivaquear nuevamente aquí para regresar más enteros por la mañana. “Una cumbre más, una cumbre menos”, me recuerda Lito sobre lo que le comenté en una de las ascensiones a las “50 cumbres”. Y así es como uno se siente cuando va cerrando historias con las cumbres…




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