La exploración de nuevos cerros, cumbres, rutas
implica incertidumbre. Y eso es precisamente lo que más atrae de esta
actividad. De esta manera cuando se logra el objetivo, la satisfacción es
mayor, justamente por la incertidumbre previa.
La tarea comienza en casa, estudiando el
objetivo, su ubicación, la distancia y desnivel a recorrer, y el terreno que
presenta. Es ahí donde uno compara con otras ascensiones realizadas para saber
si es posible lo que todavía son puras “especulaciones”. Y cuando se trata de
ascensiones “en el día” desde la ciudad de Mendoza, a algún nuevo objetivo que
no conozcamos sobre la ruta a Chile la cosa se complica. Porque esos objetivos
cada vez están más alejados de la ruta (los más cercanos ya los hemos subido) o
los que quedan ofrecen algún tipo de dificultad en su aproximación o ascensión.
Así y todo, para cuando la ocasión lo amerita,
desempolvamos alguno de los “pendientes” y no queda otra que buscar a algunos
“cómplices”. En este caso fueron dos
personajes de lujo: Lito Sánchez y Heber Orona. Hace algunos años atrás, nunca
hubiera pensado que algún día iba a terminar saliendo a la montaña con estos
dos “pedazos” de montañistas! Entre otros logros Lito es el primer argentino en
un “ochomil” (Daulaghiri 1990) y primer latinomaericano en un ochomil en
invierno (Cho Oyu 1992) y Heber es el primer argentino en el Everest sin O2 ni sherpas (1999) además de ser el
primer argentino en las “7 cimas” (2006).
Un domingo de fines de otoño salimos bien
temprano de la ciudad de Mendoza. A las 8.25hs, luego de echar un vistazo a
nuestro objetivo, dejamos el vehículo en cercanías de la ruta internacional. El
cerro que queremos subir está del otro lado del río Mendoza, por lo que nos
vemos obligado a caminar unos kilómetros antes de entrar a nuestra quebrada.
Estamos en el extremo sur del cordón del Tigre, ese hermoso telón de fondo del
valle de Uspallata, por cierto bastante olvidado para los montañistas. Pueda
ser que el proyecto de Parque Polvaredas algún día pueda ver la luz, y esa
hermosa región de los Andes pase a ser respetada y tenida en cuenta por todos.
La idea del ascenso es bastante sencilla en
Google Earth. Ese mundo virtual, hace ver sencillo hasta los objetivos más
complicados! Hay que seguir un pequeño arroyo en una quebradita muy encerrada
para luego desembocar en un vallecito de altura al pie de nuestro cerro. El
desnivel es importante, más de 2000m, por lo que sabemos que el día va a ser
largo…Las horas van pasando, vamos devorando metros pero el terreno se presenta bastante trabado. El arroyito que seguimos tiene hielo en los márgenes y hay que andar con cuidado para evitar patinazos. Recién tres horas después de salir podemos sentarnos a recibir los primeros rayos de sol. Es tan encerrado el lugar que los rayos de sol en esta época del año no alcanzan el fondo de la quebradita. Un poco más arriba alcanzamos el terreno nevado, y vamos tomando conocimiento de las condiciones de la nieve. Las tormentas han sido bastante recientes y las bajas temperaturas y escasa radiación no han colaborado para que el manto níveo se transforme. Así que vamos haciendo un surco en una nieve totalmente inconsistente. Como si nunca lo hubiéramos hecho, como si nunca hubiéramos salido en otoño, como si no supiéramos que en esta época encontraríamos esta nieve, nos ponemos a prueba una vez más a subir cerros con estas condiciones.
Pasado el mediodía y bastante más tarde de lo que calculábamos, alcanzamos el final del vallecito al pie de nuestra cumbre. El lugar es hermoso, a pesar de estar todo cubierto de este manto inconsistente donde nos hundimos más de la cuenta. En algunos sectores la nieve se está “acartonando” y podemos caminar sin hundirnos tanto. Pero en general, no queda otra que tomárselo con calma y esfuerzo. Nuestra cumbre presenta un suave perfil triangular de rocas naranjas que nos llama a que “demos todo” para alcanzarla. Así es que después de probar bocado y reponer líquidos, encaramos la pendiente final que nos lleva al filo divisorio de aguas del cordón del Tigre. Desde abajo se adivina una subida tediosa, dado que al estar a “sotavento” aquí se ha acumulado bastante nieve.
Al principio vamos ganando metros buscando los
sectores más “consistentes”. Pero después no queda otra más que comenzar a
nadar en esa nieva honda. Ya las sombras de la tarde nos han alcanzado y hay
que mantenerse en actividad para no enfriarse. La lucha es desigual pero lo que
no sabe la montaña es las ganas que tenemos de alcanzar de una vez por todas el
filo iluminado por el sol. A las 5 de la tarde alcanzo por fin el filo y
mientras espero a mis compañeros me caliento con los inclinados rayos otoñales.
La cumbre desde aquí no se ve muy lejos pero la hora avanzada no deja mucho
margen de dudas. Cuando llegan mis compañeros evaluamos que hacer. No dudan en
apoyar la moción de seguir a costa de bajar de noche. Así que sin dudarlo mucho
recorremos el filo hasta la base de la pirámide final. Pero tras esta media
hora de actividad recorriendo el filo y viendo que la cumbre no cambia mucho de
perspectiva nos hace recapacitar y lo
que parecía cercano no es tan así. A las 6PM debemos rendirnos a la evidencia:
¡el sol está por ocultarse detrás del Aconcagua y nosotros aún sin pisar la
cumbre! Y lo mejor de todo que pretendemos llegar esta misma noche a la ciudad
de Mendoza. Sin dudarlo damos por terminado nuestro intento muy a pesar del
esfuerzo realizado. Sólo nos tomamos un par de minutos para tomar fotos y ya
estamos descolgándonos por la nieve honda del filo.Sabemos que no queda más que unos cuarenta minutos de luz de día para tratar de descender lo máximo posible. Tomamos una ruta más directa que en el ascenso y nuevamente estamos luchando en la nieve. El descenso es bastante cómodo en el sector con nieve, pero después de dos horas, ya estamos en el mar de rocas de la quebradita. Y empieza la tortura de nunca acabar…vamos sorteando obstáculos pensando que son los últimos pero siempre hay más!
Recién a medianoche alcanzamos el valle del río Mendoza. Y todavía falta la caminata hasta el vehículo. Una vez más se pone a prueba la voluntad y le metemos pata para terminar con este largo día. Fueron 16 horas de actividad que para algunos les puede parecer una tortura pero para nosotros fue aprovechar este domingo al máximo, sabiendo que el lunes lo hemos empezado en la montaña!
Pablo: excelente salidón, te felicito.
ResponderEliminarPor cierto, la foto N° 9 es de otro mundo !!! ALTA FOTO.
Un abrazo.
Horacio de la loma del Chachingo.
Gracias por tus comentarios Horacio. Abrazo
ResponderEliminarPablo, no me quedó claro, tenía nombre el cerro?
ResponderEliminarAún no lo sabemos, nos tuvimos que volver a sin poder alcanzar la cumbre. Deberemos volver...
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