sábado, 19 de octubre de 2013

CERRO OLIVARES CENTRAL ó DE LA MAJADITA 6269m

INTENTOS DE ASCENSIÓN AL "GIGANTE" DEL NORTE SANJUANINO


El cerro Olivares Central ó Majadita con sus 6280m, luego del Mercedario (6770m) y La Ramada (6359m) es la tercera cima más alta de la provincia de San Juan. Le da nombre a un cordón de altas cumbres que limita a la quebrada de Agua Negra por el Sur. Esta quebrada, es el paso que une la provincia de San Juan en Argentina con la región de Coquimbo en Chile. A través de él, se ha trazado la ruta nacional n° 150 que brinda un cómodo acceso a un buen número de cumbres. El cordón de Olivares es perfectamente visible desde el valle de Iglesia, donde la más alta cima, el “Olivares Central” también llamado “De la majadita”, se ve como una extensa montaña con glaciares que descuelgan a varias vertientes. Fue ascendido por primera vez el 30 de diciembre de 1965 por una expedición del Club Andino Mercedario de San Juan integrada por Sergio Fernández, Vittorio La Terza, Mario Yacante, Estela de Lara, Graciela de Lara y Carlos Flores (fuente: anuario del Club Andino Mercedario, n° 2, página 50)

1° INTENTO, DICIEMBRE DE 2008. 
En diciembre de 2008, luego de un amague de aproximación al Nevado Excelsior que se vio frustrado por no poder cruzar el río Tupungato, enfilamos directamente hacia este sector de la cordillera de San Juan. Yo había hecho mi primer contacto con esta zona semanas antes, cuando con Cecilia estuvimos por la quebrada San Lorenzo, subiendo un contrafuerte del cerro homónimo, en plan de aclimatación. Así que después de “rebotar” en la Jaula, tomamos el auto y casi sin desarmar las mochilas ponemos rumbo a este “seismil” del cual no teníamos prácticamente información, sólo que era quizás el más accesible de los grandes de San Juan. Pasado el mediodía, alcanzamos “Pircas Negras”, el sitio para dejar el vehículo en la entrada de la quebrada San Javier. Los 3800m de altura se hacen sentir, así que a un paso más que tranquilo vamos ganando altura en la abrupta entrada. A poco más de 4000m, en unas vegas nos decidimos a acampar, no queremos que la altura nos “pegue” demasiado. Cuando estamos con los menesteres del acampe, ¡nos damos cuenta que nos hemos olvidado el calentador! Tiene que haber sido cuando sacamos algo de la mochila, la noche que pasamos en Mendoza antes de emprender el viaje hacia aquí…Bueno, no queda otra, ¡hay que arreglárselas con lo que hay! Vemos suficiente leña de yareta por aquí, así que luego de armar la carpa estamos haciendo fuego para cocinar. Esto va a alterar un poco nuestros planes, ya que el segundo campamento lo deberemos hacer donde haya leña… Al día siguiente, tranquilos y con tiempo desarmamos el campamento. No es fácil interpretar esta extensa montaña, y poco es lo que se ve desde aquí, así que no queda más que seguir avanzando por esta quebrada y acampar hasta donde la leña nos permita. Después de unas tres horas alcanzamos un cómodo sector de la quebrada con terreno blando para acampar, el curso del arroyo a pocos metros y algunas matas de yareta, a unos 4300m. Montamos el campamento y nos ponemos a esbozar los horarios para el día de cumbre. No queda duda que hay que partir bien temprano, para tratar de salvar los casi 2000m de desnivel hasta la cumbre.
Entrando a la quebrada San Javier
Cocinando con leña de yareta
Playones aluvionales de la quebrada San Javier
Ganando altura, al fondo el glaciar norte del Olivares


























No es muy frecuente levantarse a las 5 de la mañana para salir a la cumbre y tener que encender el fuego para tomar algo caliente…Eso le da un “toque” especial a la expedición, sobre todo en el olor a humo que van tomando todas nuestras cosas en los escasos dos días que llevamos aquí. Desde el campamento tomamos dirección SE, encarando unas pendientes de acarreos. Desde allí observamos una extensa ladera de bloques sueltos que remata en el filo de la cumbre. Suponiendo que la cumbre no se debe encontrar muy lejos de ese alto filo que observamos desde aquí, encaramos ese largo ascenso por un terreno más que “ingrato”. Van pasando las horas y el ascenso se hace cada vez más tedioso. Hacia el S ha comenzado a verse el gran glaciar Norte del Olivares. Yo continúo con mi mejor motivación a pesar del terreno inestable. Federico viene más retrasado y a los 5500m me comunica su decisión de volverse. Decidimos que yo continúe para llegar al filo contra el cielo que se ve desde aquí e intentar la cumbre. Continúo a paso firme ganando metros en ese terreno inestable hasta que por fin puedo montarme al filo, estoy a 5700m. Desde allí tomo rumbo Sur, adonde supongo puede estar la cumbre.
Campamento II a 4300m
Subiendo por la vertiente oeste, al fondo el glaciar norte
Interminables pedreros de la vertiente oeste
En el filo, a 6000m, al fondo la cumbre


























Voy superando morros y cumbrecitas, pero la verdadera cima no aparece. La tarde va transcurriendo y ya son más de las cinco cuando alcanzo los 6022m en una pequeña cima que me permite ver a los lejos la verdadera cumbre. No falta mucha altura pero sí distancia horizontal y no dudo en pegar la vuelta. Es tarde y Federico ya debe estar llegando al campamento. La cumbre quedará para otra vez y seguramente por un camino mejor elegido! Desciendo los interminables pedreros mientras el sol va ocultándose tras el otro Olivares, el de “Límite”. Con las últimas luces estoy llegando al campamento. Al día siguiente, desarmamos todo y luego de volver a hacer uso de tan inestimable recurso natural para cocinar, partimos bajo un implacable sol recorriendo este nuevo rincón cordillerano que pudimos conocer.
Glaciar norte desde el filo cumbrero
Cerro Las Tórtolas 6160m
Último día, antes del descenso
Regreso por la quebrada San Javier




























2° INTENTO: OCTUBRE DE 2013
Uno nunca sabe cuándo va a volver a intentar una cumbre. Pero hay que estar alerta para cuando la oportunidad surja. Y esto ocurrió hace pocos días, casi 5 años después de aquel intento. Mariana Gallego, guía mendocina, me preguntó si estaba interesado en intentarlo. Sin dudar, sabiendo que era una “tarea pendiente”, le dije que sí y es así como el 4 de octubre de 2013 ponemos rumbo a San Juan. Hubieron varios “idas y vueltas” para esta salida e integrantes que al final no pudieron sumarse, por lo que somos sólo dos los de la partida. El plan es tratar en principio de hacer el ascenso en tres días. Arrancamos desde Mendoza a las 7:00AM y  a la 1:45PM estamos comenzando la marcha en la entrada de la quebrada San Javier, donde hemos dejado el auto.  El clima está ideal, soleado y fresco, con algunos campos de nieve que quedan de la última nevada. Nuevamente ascendemos las pendientes empinadas de la entrada y nos disponemos a cruzar los largos playones que siguen a continuación. Avanzamos a buen paso, mientras el sol va cayendo. Pasamos de largo el campamento de 4300m y seguimos hacia el oeste por el cauce del arroyo. Por momentos dudamos de realizar el ascenso en 3 días, pero por ahora, nos concentramos en alcanzar un buen lugar para acampar. Son más de las siete de la tarde y hemos llegado a un gran cono aluvional  que se abre hacia el Sur. Encontramos un buen lugar a 4420m, con el agua cerca y una plataforma que con poco trabajo albergará bien a la carpa. Al rato nos refugiamos adentro, algo cansados de la caminata, el madrugón y el armado del campamento. Veremos como nos sentimos más tarde para continuar con el plan y salir de madrugada a la cumbre…
Paisaje de primavera
Subiendo por vegas
Descanso antes del último tramo del día
Llegando al campamento, atrás C° El Arenal con últimos rayos

Al día siguiente, despierto con un dolor de cabeza que no me dejó descansar bien y me avisa que el subidón ha sido muy repentino, a pesar de la caminata de aclimatación del fin de semana pasado. A mi compañera también le sucede algo parecido, así que decidimos quedarnos a descansar y reconocer bien la ruta que no tenemos muy clara e intentar la cumbre el domingo bien temprano. Un día espléndido nos espera fuera de la carpa, y después de desayunar salimos a reconocer los primeros metros de la ruta. Subimos por la nieve que cubre el lecho de una quebradita, hasta que a los 4700 nos desviamos al Este, buscando tener alguna vista del resto de la ruta. Termino subiendo hasta los 5000m, donde el espolón termina al pie del glaciar norte del Olivares. Allí encuentro un pircado de campamento. Saco fotos y nuevamente hacia abajo a almorzar. Nos tiramos a hacer “quesadillas” al sol, mientras comentamos detalles del camino a seguir el día de cumbre. Cuando el sol se oculta, nos refugiamos rápidamente en la carpa y es temprano cuando el frío nos invita a meternos en las bolsas de dormir.
Campamento al fondo el Cerro Cabot 5879m
A las 5 y media nos despertamos y una hora y cuarto después estamos subiendo con crampones a la luz de las frontales. Al haber reconocido las primeras horas de la ruta, nos permite avanzar rápido y confiados. Son las 8 de la mañana y estamos al pie del frente del glaciar norte del Olivares. Hace bastante frío, unos -15°C, pero gracias a Dios no hay viento; el día se presenta espléndido como el anterior. Debemos perder algo de altura para rodear el glaciar que presenta una pared de unos 15 a 20m de hielo color celeste verdoso. Una vez que estamos sobre el costado izquierdo, en el sentido de la ascensión, subimos muy cómodamente por la nieve dura. A las 9 de la mañana recibimos los primeros rayos de sol que nos reconfortan y nos permiten hacer un descanso para comer y tomar algo. Seguimos subiendo por la nieve existente entre la gran pendiente de piedras sueltas y el glaciar. A medida que vamos ganando altura, la pared del glaciar va disminuyendo de altura. Las horas pasan sin darnos cuenta y en más de una ocasión chequeo el gps para comprobar la altura y no puedo creer lo poco que subimos. Después de las primeras horas de la mañana, la distancia horizontal nos ha retrasado el promedio de ascenso. Y no es mucho lo que uno va viendo a medida que asciende, siempre se ve el mismo campo de nieve con una suave curva al final, y lograda esa curva, un nuevo tramo nevado que termina en curva también…
Primeras pendientes a la luz de las frontales
Subiendo por el canal de nieve a 4800m
A 5000m, llegando al sol
A 5800m, al fondo la cumbre


























A poco más de la 3:00PM, vamos viendo algo que parece ser la cumbre o al menos el filo cumbrero. Pero aquí las distancias engañan y también me engaño venir comiendo y bebiendo poco, que da como resultado no hacer el ritmo de ascenso necesario para llegar a la cumbre en los plazos estimados. Finalmente salimos a un gran plateau plano, donde nace el glaciar y optamos por cruzarlo para ganar el filo de la cumbre. Grave error que nos hace perder tiempo, ya que las distancias son grandes y las horas que nos quedan muy pocas. Cuando llevamos más de la mitad, decidimos rectificar el rumbo y dirigirnos en línea recta a lo que creemos es la cumbre. Aquí el frío se hace sentir, estamos a más de 6000m, y nos tenemos que enfundar con todo el abrigo que traemos. Resguardando un poco las energías gracias al plumón que llevo puesto, trato de ponerle más ritmo. Mariana ha venido muy bien todo el ascenso, en varios tramos me ha costado darle alcance, pero justo en esta última parte venía un poco rezagada. Una y otra vez esbozamos horarios “tope” para seguir subiendo y ver si logramos la cumbre que si fuera sólo por el desnivel, tendríamos que estar casi encima de ella. Pero ese ha sido el error de cálculo en los horarios, no considerar además del desnivel la distancia horizontal que en este cerro influye bastante.
En el gran plató, a 6000m
Punto máximo 6146m
Descenso aprovechando las últimas luces














La cumbre se ve al alcance de la mano pero se hicieron las 6:00PM y debemos decir “hasta aquí llegamos”. Estamos a 6146m a unos 120m de desnivel y poco más de medio kilómetro de lo que pareciera ser la cumbre, pero nos debe quedar aún como una hora más al paso que venimos. No dudamos un instante en pegarnos la vuelta, quedan poco menos de dos horas de luz diurna para tratar de perder la mayor cantidad de altura, sabiendo que es inevitable hacer parte del descenso a la luz de las linternas. Y queremos tener resto físico suficiente, en esta montaña hay que ser totalmente autosuficiente. La noche nos alcanza poco antes de los 5000m, cuando debemos remontar nuevamente la abrupta pendiente nevada por la cual rodeamos el glaciar. Y es aquí al volver a subir cuando nos damos cuenta de los cansados que estamos. Luego desandamos el pequeño canal de nieve hasta llegar al campamento a las 11:00PM. Apenas nos queda energía para preparar un jugo y meternos en la bolsa.
Cerro Cabot 5879m con los últimos rayos de sol
Descenso nocturno














Al día siguiente, más recuperados, vamos sacando conclusiones de este nuevo intento. Otra vez esta cumbre no se deja dominar, pero tanto en esta ocasión como en la anterior, no nos bajamos con las manos vacías. Hemos conocido un poco más los secretos de esta gran montaña y gozado de hermosos paisajes. Y lo más importante, no vamos a tardar mucho en juntar las ganas necesarias para volver a intentarla. Esos pensamientos nos ocupan mientras desandamos la quebrada hasta el auto, bajo fuertes ráfagas de viento en un día no tan primaveral. 
Un nuevo regreso sin cumbre