O como anotar todo el entrenamiento en un intento para mantenerse en actividad
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El comienzo de la planilla, allá por 2003 |
Hace dos décadas, decidí a anotar mi entrenamiento en una planilla de Excell. No era algo fuera de lo común lo que hacía, pero en ese momento me pareció importante hacer un registro. ¿Por qué? No me lo pregunté, pero intuía que al anotarlo uno podía tener claro que es realmente lo que se hace, como se hace y con qué frecuencia. Así después cuando uno se plantea un objetivo determinado, como por ejemplo subir una montaña, sabe con más precisión en qué estado está, hasta dónde puede llegar y que hacer para estar mejor.
Fueron
pasando los años, y el ritual de escribir en esa planilla todo lo referido al
entrenamiento, siguió con la misma constancia. Y además iba agregando todo
evento o situación que impidiera realizarlo con normalidad: ya sea un resfrío o
una lesión.
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Cruzando el Tupungato por el cable durante el primer ascenso al Fortaleza Segundo día de la expedición a los Mesetones. Regresando de la 1era ascensión al Monte Peregrino |
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Escalada deportiva en El Salto Cruzando el glaciar del Cerro Hermano de Piedra Primera participacón en la Media Maratón de Mendoza
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Desde
el principio la actividad física principal era “salir a correr”. No me
planteaba muy seriamente qué cantidad, a qué intensidad, con qué frecuencia.
Corría en el llano, generalmente entre 10 y 12km, repitiendo circuitos que
conocía su longitud (no contaba con reloj con gps), buscando siempre hacerlos
en menos tiempo. Los fines de semana, con dispar frecuencia, subía el Cerro Arco
corriendo, siempre intentando el menor tiempo posible. Así es como el 14 de
agosto de 2004 llegué a correr los “4 lagos” (cuatro vueltas al lago del Parque
San Martín, por la ciclovía exterior, que suman 10.60km) en 42min 49seg. Y el
16 de noviembre de ése mismo año subir el Arco (8.37km y 530m de desnivel) en
34min 30seg. Nunca más se repitieron esas marcas (al menos hasta hoy) ya que
las metas fueron otras, de acuerdo a la capacidad que la edad te va brindando.
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Rumbo a la base del Excelsior Randoneando en Matienzo Segunda participación en 21K de la Maratón de Mendoza |
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Plata en el día desde Mendoza Rumbo a la cumbre del Pico Vivi En la cima del Miguel Dediol
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En
2018, decidido a mejorar resultados, consulto a Federico Zamperoni para que me
haga un plan a seguir. El objetivo es mejorar la condición física para expediciones
a la montaña (subir cerros alejados, en los que hay que cargar peso y caminar
mucho) O sea, buscaba rendir mejor en la montaña, y no específicamente en carreras
y maratones. El plan contemplaba más trabajo en gimnasio y menos salidas a
correr. Comencé a seguirlo lo más fielmente posible hasta que un par de meses
después de haber empezado, surge la posibilidad de participar en los 42k de
Villa La Angostura, clásica carrera de montaña de Argentina. Nunca había
corrido esa distancia, ni en calle ni en montaña. Sin dudarlo me decido a ir,
por lo que variamos un poco el plan agregando más “fondos” (entrenamientos
largos corriendo) en las pocas semanas que quedan para el evento. Mi máxima
distancia corrida habían sido los 21k de calle y de montaña hacía más de 5 años,
así que mi primera duda era como se sentirían los 42 (durante el entrenamiento,
el fondo más largo había sido 26k: Áspero + Arco). Llega el momento de la
prueba, y correr en los bosques de Patagonia, sobre un suelo blando, y con una
temperatura ideal… ¡fue un placer! Fueron 7h 12min para los 42k y 2200m de
desnivel, donde pude explorar que significaba correr esa distancia…y ¡en
montaña! El objetivo, terminar “entero” y disfrutando la prueba, se había
cumplido con creces.
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En el cerro San Lorenzo en San Juan Aproximación a los Clonquis Pico Gótico |
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K42 de Villa La Angostura Subiendo el Cerro Bastión en San Juan Porteando en Aconcagua |
A
partir de esa primera experiencia de “plan de entrenamiento”, pude comprobar lo
útil y eficiente que puede ser ceñirse a un plan de acuerdo a un objetivo. Los
años van pasando, la energía ya no es la misma y hay que saber
administrarla.
En los
últimos años llegaría la oportunidad de volver a Aconcagua y probar lo que es
el trabajo de “porteador”. Aunque había cargado pesadas mochilas en mis
expediciones a montañas alejadas, me intrigaba experimentar esa esforzada labor
que muchos amigos hacían en el “cerro”. Después de experimentarlo, me di cuenta
que ésta requiere de un entrenamiento específico para realizarla. Terminé muy
conforme en cuanto a mi rendimiento para poder cumplir lo que me tocó hacer,
pero trabajar todo el verano y salir ileso no es para cualquiera.
Al
llegar la pandemia y la consecuente cuarentena, volví a encontrar en “salir a
correr” una forma de conectar con el “aire libre”. Ya no importaba si lo hacía
en la montaña o el parque. Comencé a hacerlo recorriendo cualquier parte de la
ciudad y me di cuenta que el desafío del entrenamiento como experiencia se puede
hacer no importando el lugar.
Y llegó
también el momento de cumplir un “pendiente”, los 42k de “calle”. Una distancia
en una superficie que nada tiene que ver con las carreras de montaña, ésas en las
que en realidad se trota, camina y corre. Cuando uno se plantea participar en
esa famosa distancia sobre asfalto con el objetivo además de terminar, hacer un
determinado tiempo, el ritmo es otro. La duración de la actividad es menor pero
el esfuerzo es más intenso. En 2021,
luego de las sucesivas “cuarentenas” se retomaron los eventos deportivos
multitudinarios y llegaba la hora de poder hacerlo. Ese año, Migue Andrade me
había compartido generosamente un plan de entrenamiento de tres meses para
correr 42k seleccionando el ritmo que deseado. El plan contempla actividad para
todos los días de la semana excepto uno, pero mi realidad cotidiana me permitía
entrenar sólo 3 días a la semana, los días de rutina “fuerte”.
Ocupado
en salir a correr, me había demorado en anotarme: en la Maratón de Mendoza ya
no quedaban lugares. Semanas después habilitan nuevos cupos, me pude inscribir
pero suspenden el evento por razones sanitarias… Dispuesto a no perder la
oportunidad de correr esa distancia ese año, me inscribo para la de Buenos
Aires. Así es que me estrené en esa ciudad en los 42k “de calle”, terminando
muy entero en un tiempo 3h 37min 28seg según mi reloj. Al volver, la organización de la Maratón de
Mendoza fija fecha finalmente para la carrera para el mes siguiente. Y no queda
otra que participar, ya que no reintegraban el dinero de la inscripción. Así es
que a poco más de un mes de correr en Buenos Aires vuelvo a correr en Mendoza
haciendo 3h 32min 50seg. Y de no haber corrido nunca esa distancia, pasé a
tener dos carreras ya bajo el brazo…
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42K de Buenos Aires Aclimatando en el Bonete Cumbre del Cerro Ángel
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Al año
siguiente, luego de un verano con algunas semanas en Aconcagua pintando al aire
libre y donde volví a vivir por unos días el duro trabajo de porteador, me
planteé correr los 42k para “bajar tiempos”. Conciliar trabajo, familia, horas
de descanso y otras obligaciones fue fundamental para poder seguir el plan lo
más fielmente. Y si además agregamos algún virus de gripe semanas antes de la
carrera, la cosa se complica aún más. Pero estas circunstancias son “la vida
misma” y hay que correr aceptando las condiciones. Mi tercer 42k lo hice en 3h
36min 23seg, lejos aún de lo que me había planteado como objetivo: hacerlo en
menos de 3h 30min. Solo había conseguido hacer 1 minuto menos que el año
anterior en el mismo circuito. Era obvio que no había llegado de la mejor forma
a la prueba para el desafío de hacerla en menor tiempo.
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Con los años la planilla se fue completando con desniveles, zapatillas usadas y los kilómetros acumulados con cada par de calzado. |
En este
2023, me encuentro nuevamente entrenando para dar batalla y bajar los tiempos
lo más que se pueda, y acercarme a las deseadas 3h 30min en la maratón de
Buenos Aires. El verano pasado estuve nuevamente en Aconcagua pintando cuadros.
Tras varias semanas en Plaza de Mulas (4380m), intenté algo que siempre había
querido hacer, “subir en el día a la cumbre desde Mulas”. El último día de mi
estadía, se presentan las condiciones óptimas para hacerlo. A las 4 de la
mañana comienzo el ascenso desde la base. Voy con botas dobles, hay nieve desde
los 5000m y hay que usar grampones. En 5 horas y media llego a Independencia a
6300m. Me siento muy bien, y el día se presenta increíble. La nieve dura
permite un ascenso realmente rápido y cómodo. Pero antes de llegar a la base de
la Canaleta a 6600m, ha ocurrido un accidente, una persona ha caído por la
nieve dura y su estado es comprometido. Por lo que decido colaborar en el
rescate para descenderlo hasta que pueda ser evacuado en helicóptero. Hasta
aquí nada hacía pensar que no lograría mi objetivo ese día, pero la montaña
siempre nos guarda una sorpresa y nos pone a prueba. El descenso con el herido tomó
varias horas por el gran acarreo hasta llegar a Nido de Cóndores, donde fue
evacuado en un vuelo. A esa altura del día solo quedaba continuar bajando hasta
Plaza de Mulas a preparar los petates, ya que al día siguiente tocaba la larga
caminata hasta Horcones para bajar a Mendoza y dar por terminada la temporada.
En
estas circunstancias es que miro hacia atrás en el tiempo y veo la vieja
planilla de Excell, bitácora de entrenamiento cumpliendo 20 años. Pero pienso
sobre todo en lo que he podido hacer. Y es ahora sí que entiendo el sentido de
haber ir ido anotando todo lo que hacía y que alguna vez empecé sin saber muy
bien porqué.
ALGUNAS
CONCLUSIONES
OBJETIVO
/ El objetivo principal de entrenamiento de esta bitácora es la práctica del
montañismo, en todas sus variantes según disponibilidad de tiempo y
capacidades. Tanto el montañismo como la participación en carreras en los últimos años, se ha realizado en forma amateur, con las limitaciones de tiempo y dinero de cualquier persona común. La constancia del entrenamiento a través de los años permitió mantenerse activo y con
desafíos deportivos que aún hoy permanecen vigentes.
ENTRENAMIENTO
MÁS FRECUENTE / El entrenamiento más frecuente realizado fue “salir a correr”.
Al principio en forma “empírica” y en los últimos años, con mayor efectividad,
siguiendo planes de entrenamiento.
Como el
“salir a correr” fue la actividad más frecuente, experimentar en “carreras” a
modo de desafío se fue dando en forma natural. Los resultados que se obtuvieron fueron acordes al entrenamiento realizado.
INACTIVIDAD
/ Durante los 20 años de regristro, el período más largo sin actividad física de
entrenamiento registrada fue de 45 días, coincidente con exigencias de la vida cotidiana, como la realización de tareas en la construcción de la casa.
EXIGENCIAS
FÍSICAS / Las mayores se dieron en expediciones a zonas alejadas de los Andes
de Mendoza y San Juan. La actividad generalmente comprendió cargar mochilas de
25 a 30kg de peso, durante 3 o 4 días de aproximación, luego un largo día de
cumbre con una carga menor para terminar con otros 2 o 3 días de regreso con la
misma carga inicial. El terreno a recorrer presenta dificultades para moverse: acarreos
inestables, barrancos de tierra dura, morenas de grandes bloques, cruces de
ríos, glaciares de penitentes.
LESIONES
/ Las lesiones sufridas (esguinces de tobillo, fractura de húmero, fascitis plantar, tendinitis) no han dejado
secuelas retomándose plenamente la actividad gracias a un consciente trabajo de
fisioterapia, pudiendo permanecer activo durante todo el período analizado.
PRUEBAS
DE COMPARACIÓN
“4
LAGOS”: La primera vez que cronometré las 4 vueltas al lago del Parque San
Martín fue el 29 de julio de 2003 y el resultado fue 47min 42seg. A lo largo de
los años, repetiría el circuito, al principio como entrenamiento en sí, después
como una forma práctica de comparar resultados. El día 26 de julio de 2023 repetí
ese mismo circuito, buscando averiguar cómo se siente 20 años después,
arrojando un tiempo menor: 45min 50seg.
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Los mejores tiempos por año para el circuito de "4 Lagos", 10.60km |
CERRO ARCO : De la misma forma que las cuatro vueltas al Lago del
Parque San Martín sirvieron como “medida” para comparar el correr en el llano, el ascenso al Arco
desde el Puesto hasta la cumbre sirvió para un “Test de Montaña”. Desde 2004 a
2021 se cronometraron 100 ascensos buscando el menor tiempo, logrado en el
primer año. Como varios circuitos en esta bitácora, el Arco fue mutando de ser
un entrenamiento en sí, para ser una circuito para medir y comparar estado
físico.
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Los mejores tiempos de ascenso al Arco |
POTENCIA
/ RESISTENCIA. A lo largo de los años se ha podido comprobar como la condición
física va rindiendo de forma diferente de acuerdo a la edad. Los primeros años
de esta bitácora reflejan buen rendimiento en actividades cortas, intensas y a
ritmos altos (10k en 40min, Arco en 34min, 21k en 1h 29min). Pero no muy buen
rendimiento en actividades “largas” como por ejemplo el ascenso al Plata en el
día en 2004 en 13h hasta la cumbre. En los últimos años, el buen rendimiento en
resistencia se refleja en el ascenso al Plata en 8hs 54min en 2015, los 42k de
la Maratón de Mendoza en 3h 32min en 2021 o el intento al Aconcagua en el día
desde Mulas en 2023.