La
cumbre que esperó 58 años una segunda ascensión…
La
primavera es muy corta, son muchos los proyectos y pocos los días disponibles.
Así que buscamos aprovechar el fin de semana largo de octubre y enfilamos para
la zona del Portillo. Muchas veces había chateado con el cordobés Diego Molina
sobre futuros ascensos en esa hermosa zona cordillerana. Desde el empuje de sus
jóvenes años y su capacidad técnica, Diego me había propuesto más de un osado
proyecto. Pero en esta ocasión, coincidíamos en intentar algo más modesto pero
no por eso menos interesante: alguna de los picos ubicados al Este de la Torre del
Campanario.
El cordón del Portillo forma parte de la
cordillera Frontal de Mendoza, en el departamento de Tunuyán. Si bien los
primeros ascensos a las cumbres de más de 5000m datan de la década del ’50 del
siglo pasado, es un gran desconocido para la mayoría de los montañistas. Su
máxima altura, el Pircas, sobresale en el perfil de montañas cuando se lo
observa desde el llano mendocino. Otros picos agudos tampoco pasan
desapercibidos como los Gemelos, Huarpes, Tres Picos de Amor y Portillo. La
Torre del Campanario, un hermoso pico de excelente granito ubicado en el
corazón del cordón, es la joya de la
región. Y últimamente, este objetivo ha vuelto a recibir visitantes con ganas
de abrir nuevas líneas en sus paredes.
El
viernes 10 de octubre paso a buscar a Diego por la terminal de Mendoza, y
enfilamos hacia el sur. A horas de mediodía, luego de algunas paradas obligadas
para llenar el estómago en Tunuyán y también para llenar papeles en
Gendarmería, estacionamos el auto en el puente del Cajón de Arenales. Allí
luego de seleccionar el equipo a llevar, nos encontramos con uno de los
personajes de la zona, el “Yagua”. Este conocido personaje ha trabajado mucho
para que todo este sector de montañas pueda seguir siendo usado libremente por
los andinistas. Nos pone un poco al tanto de los diferentes logros y gestiones
de los últimos meses. Luego de la breve charla y sin demorarnos más, partimos
hacia arriba. Son las dos de la tarde y a pesar del sol primaveral se siente
aún el aire frío. Una vez más, volvemos a recorrer esta hermosa quebrada. Tanto
Diego como yo tenemos experiencias anteriores en la zona. Y vamos compartiendo
los diferentes momentos vividos. Me acuerdo aún de mi primera expedición en la
zona, en enero de 1992 con mi hermano Federico, cuando intentamos el Huarpes. Y
Diego me cuenta de aquélla “histórica” ascensión en 4 días a la Torre del
Campanario junto al francés Fabien Quetier. En
tres horas hemos alcanzado el “Real de Mirta”, donde concluimos la jornada.
Aprovechamos los últimos momentos de sol para armar campamento y disfrutar de
las vistas de este hermoso lugar. Y una vez instalados, a sacar las acuarelas y
pintar. ¡Un lujo del cual no quise privarme, aunque sea solo por un breve
momento!
Al
día siguiente, continuamos la marcha, encarando una de las partes más
“ingratas” del ascenso: el segundo tapón. En poco más de una hora lo hemos
superado y ya gozamos de la hermosa vista de la zona cercana a la Cascada. Sólo
una parada necesaria para tomar líquido y continuamos. A poca distancia, ya
estamos calzando las raquetas de nieve. Gracias a ellas, podemos avanzar sin
malgastar energías, ganando altura rápidamente. Encaramos las morenas al pie
del Paso Tucson por el Este, evitando subir y bajar inútilmente. El paisaje que
se va abriendo a nuestros pies es cada vez más amplio. Las pendientes finales
antes de alcanzar el paso son bastante empinadas y debemos esforzarnos en
mantener el paso. Son poco más de las cuatro de la tarde cuando alcanzo el
glaciar y me deleito con la vista hacia el Sur. Me dedico a sacar fotos
mientras espero a Diego que viene un poco más atrás. Apenas llega, elegimos el
lugar para armar campamento. Lo encontramos al lado de una gran roca que nos
puede proteger de las caídas de piedras de uno de los picos que enmarca el
paso. Luego de una sopa, nos ponemos a trabajar en fabricar el lugar. Con la
pala cavamos una trinchera donde ubicamos la carpa para estar protegidos del
viento. Un poco más de una hora nos lleva el trabajo. Con gusto nos refugiamos
dentro a reponer energías. La jornada ha sido intensa y la altura se siente:
estamos a 4580m. Como el día anterior,
disfruto de las vistas del campamento para pintar una acuarela a pesar de los
-5°C. Luego continuamos con el trabajo de derretir nieve, hidratarnos y comer.
Al
día siguiente, la alarma del reloj suena a las 6 AM y comenzamos con los
preparativos. Pero Diego no se siente muy bien por el rápido ascenso sin
aclimatación previa y no puede pasar siquiera algunos tragos de té. El clima
afuera se presenta tal como lo anunciaba el pronóstico: nubes altas cubren el
cielo y pareciera que no falta mucho para que comiencen a caer los primeros
copos. Comienzo con las tareas de fabricar agua mientras mi compañero intenta
descansar para sentirse mejor. Una hora de sueño ayuda a Diego a recuperarse y
cambiar la cara. Nos ponemos a comer y tomar algo para salir y “darlo todo”
según expresión de mi compañero. Preparamos una buena cantidad de café, comemos
unas galletas y ya estamos listos para aprovechar nuestra oportunidad de subir
alguna cumbre. Y recién a las 11:20 AM abandonamos el campamento rumbo a
algunos de los canales de los cerros que tenemos a nuestra izquierda. En
principio íbamos a intentar una cumbre de la cual no habíamos encontrado
ninguna información, pero dada la hora tardía, nos decidimos por el más cercano
y que creemos es el “Yeporá”. Esta cumbre bautizada por Ulises Vitale y compañeros
durante la expedición a la Torre del Campanario en el año 1956, no le conocemos
posteriores ascensos.
Elegimos
el evidente canal diagonal que asciende directamente a lo que pensamos es la
cumbre. Comenzamos ascendiendo directamente de frente a la pendiente, en nieve
en excelentes condiciones. Vamos ganando altura rápidamente, mientras miramos
de reojo que es lo que sigue más arriba. En los puntos más abruptos, el canal
no supera los 45°. Llegamos a una gran “Y” en la cual le sugiero a Diego tomar
por la izquierda. Seguimos ganando metros hasta que terminamos al pie de unos
peñones que suponemos es la cumbre. Comienzan algunos pasos fáciles en roca
descompuesta y travesías expuestas, buscando el punto más alto. Pero nos vamos
dando cuenta que la cumbre está más al Sur, así que debemos continuar por el
filo. Finalmente vemos lo que se muestra como el punto más alto, pero para
llegar aún tenemos que rodear algunos resaltes. A las 2:30 PM alcanzamos la
cumbre. Una vista increíble nos deleita por un buen rato. Mientras realizo la
tarea de fotografiar cuanto cerro asome por el horizonte, a Diego le toca el de
escribir el testimonio. No habíamos encontrado nada de anteriores ascensos, así
que decidimos dejar un pequeño tubo plástico con nuestros datos. Luego de
permanecer una media hora y cuando estamos armando una “pirca” de cumbre, Diego
descubre una caja metálica oxidada justo al lado de nuestra pirca. No puede ser
más grande nuestra alegría al encontrar estos vestigios! Mientras Diego abre la
caja, no pierdo la oportunidad de filmar…Una pequeña libreta de tapa roja es el
libro de cumbre, con solo una página llena: la de los primeros ascensionistas
hace 58 años!!!! Jesús Casanova, Fernando Belinaud y Ulises Vitale fueron
nuestros antecesores. Un banderín del Club Andinista Mendoza en perfectas
condiciones de preservación acompaña a la libreta. Exultantes por el
descubrimiento, rehacemos el testimonio, ahora en la página 2 del “libro de
cumbre”. Volvemos a sacar fotos ahora con nuestro “descubrimiento” y a las
3:20PM comenzamos el descenso. Ahora lo hacemos por una vía más directa, el
canal que baja directamente desde la cumbre al glaciar, y posiblemente el
camino elegido por los primeros ascensionistas.
Una
hora después, estamos nuevamente en la gran planicie helada que es en esta época
el Gran Glaciar de Arenales. Mientras Diego sigue camino al campamento,
aprovecho a tomar fotografías de nuestra cumbre, adentrándome un poco en este mar
helado.
Una
vez en el campamento, tomamos la decisión de comenzar a bajar. De esa manera
podemos acortar la actividad del día lunes feriado, y llegar con tiempo de
sobra a Mendoza, dado que Diego tiene que viajar esa misma noche a Córdoba. Mientras
desarmamos campamento, nos hacemos una sopa y a las 6:20PM estamos descendiendo
el paso Tucson. Lo hacemos con los grampones puestos, dado las condiciones de
la nieve y los kilos que llevamos. Apuramos el paso aprovechando las últimas
luces del día, pero a pesar de nuestro esfuerzo la noche nos alcanza cuando
comenzamos a bajar el segundo tapón. No queda otra, hay que seguir con las
frontales. A las 9:20PM estamos en el Real de Mirta, muy cansados pero
contentos por la intensa jornada vivida.Al día siguiente, con tranquilidad desandamos el Cajón de Arenales hasta el auto, estudiando a diestra y siniestra la cantidad de paredes y agujas que aún esperan a los escaladores en este hermoso rincón andino.
Y mientras recorremos el camino de regreso, volvemos nuestra vista a atrás, para ubicar esa cumbre alcanzada y las demás que quedan por subir…
Que groso que tiene que haber sido encontrar ese testimonio tan antiguo, felicitaciones Pablo.
ResponderEliminarHoracio de la loma del chachingo je je
Felicitaciones!!! Que lindo detalle el haber encontrado ese testimonio y poder compartir la experiencia!!!
ResponderEliminarEspectacular!!
ResponderEliminarVivo en el valle de uco hace un tiempo y me gusta mucho la zona del Portillo, la he explorado un par de veces y obvio quiero volver.
Pregunta: de donde está sacada la última foto? Se ve el cordón bien de costado.
Saludos, Roberto
Gracias por el comentario Roberto. La última foto está tomada desde la ruta provincial 94 que une Vista Flores con El Manzano. Saludos!
EliminarEN 4 DIAS SUBIERON Y BAJARON !! GROSOS !
ResponderEliminarEstupendo! Felicitaciones, estimado Pablo!
ResponderEliminarLeí en su momento este relato y ahora vuelvo a revisar la ruta. Buenísimo!
D.v.M.
pablo... excelente!!!te sigo hace un monton sos fuente de consulta inagotable.el wikipedia de las montañas pffffjajja.
ResponderEliminarpregunta ... al sureste hay 2 cumbres de 5047 y otra 5205 el yei pora se une al pircas?
gracias
Así es, Yeiporá se une al Pircas a traves de un filo rocoso algo complicado!
EliminarHola Pablo
ResponderEliminarFelicitaciones por la ascensión y el relato. Que ganas dan estar allí.
Me emociona mucho que hayan encontrado el testimonio de mi padre, años antes que yo, su hijo, naciera.
Y que lo hayas encontrado vos! Un abrazo Pablo, felicitaciones
Gracias Sergio por tus palabras! Un abrazo a la distancia!
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