A
veces uno tiene más ganas que tiempo para hacer montaña. Y sólo dos días para
hacer “algo” puede parecer muy poco tiempo. Aunque si cuenta con los compañeros
indicados y la motivación adecuada, el tiempo no es un impedimento...
|
Vista con teleobjetivo del cerro "El Sombrero" |
|
Aproximando a las paredes |
|
Pilar Salido a la vista! |
|
Contentos luego de terminar "Epitafio", una excelente vía |
|
Probando las nuevas vías |
|
Excelentes placas de granito que exigen toda la técnica |
|
Asegurador atento |
|
Keops entre nubes |
|
Keops y la luna |
|
Flora de altura |
|
Discutiendo la ruta |
|
Carrera contra las nubes |
|
Vamos que nos alcanzan... |
|
Dos montañistas que suman más de 100 cumbres al Aconcagua |
|
Dos montañistas con ganas de patear... |
|
Primeros metros de descenso |
|
A toda máquina cuesta abajo |
|
Descanso en el hotel abandonado |
|
Pide a gritos unas vías |
|
Quebrada del arroyo Grande, al fondo "El Sombrero" |
|
Aguilucho común |
Luego de cumplir con sus
compromisos familiares, Mijel me pasa a buscar casi a las 9 de la mañana de un
tórrido día de enero. Algo de material de escalada y lo necesario para “patear”
alguna cumbre. Minutos más tarde ya estamos en la casa de Lito, el tercer
integrante de la salida.
Parada obligada en Tunuyán para
aprovisionarnos del asado y la leña. Cumplidos los trámites de rigor en el
refugio Portinari, pasamos de largo la entrada del Cajón de Arenales, donde hay
gran cantidad de escaladores nacionales y extranjeros. A pesar del tránsito de
vehículos, el camino sigue siendo una tortura para el noble VW Gol de Mijel.
Dejamos el vehículo luego de
cruzar el puente cercano al refugio Scaravelli. Comemos un sándwich y en pocos
minutos más estamos rumbo al “Pilar Salido”, un excelente y promisorio sector
de escalada.
Situados al pie de la primera vía abierta, “Epitafio”, a Mijel le
dejamos la punta de la cuerda. Con Lito llevamos sin escalar más tiempo del que
hubiéramos deseado. Y este lugar es una excelente oportunidad para volver a
tomar contacto con la roca. Luego de terminar los 95m de esta vía, destrepamos
hacia el oeste, para buscar los descuelgues de dos vías de similar dificultad
(5+/6a), equipadas también por Mijel y Federico Indovina. Voy de primero a
vista, y lo que siempre parece fácil en el granito de Arenales termina
exigiendo más técnica que fuerza. El crux de la vía está entre la 2° y 3°
chapa, donde no logro resolver el problema con la sutileza necesaria. Vuelvo a
probar y sale perfectamente, enfocado en terminar los 35m de vía, que decrecen
en dificultad. Luego es el turno de Lito
y Mijel que también sacan a relucir sus mañas en las placas de granito.
Por último encaramos la vía
ubicada más al oeste, que presenta una tónica similar a la anterior. Mismo
problema que no puedo resolver “a vista”, entre la 2° y 3° chapa, pero vuelvo a
insistir y sale sin problemas. Continúo hasta completar los 30m de vía, que en
su parte superior presenta un agradable “diedrito”. Una vez que mis compañeros
terminan cada uno esta vía, y siendo las siete de la tarde, nos damos por
satisfechos con nuestra ración de escalada. Volvemos contentos al vehículo,
mirando un montón de paredes que aún quedan por abrir en este sector.
Inmediatamente Lito comienza con
el ritual del fuego, mientras las nubes envuelven a todos los picos cercanos y
agregan incertidumbre a la actividad de mañana. Una larga charla disfrutando el
excelente asado y el cansancio nos gana antes de la medianoche.
Al día siguiente, me despierto a
las 7 y las nubes siguen danzando sobre los cerros…Pero apenas el sol los
ilumina, el velo comienza a abrirse. Desayunamos tranquilos y desarmamos el
campamento. Una vez cargado todo en el auto, ponemos proa hacia el valle de Manantiales. Veremos hasta donde
podemos exigir al pobre VW Gol. Despacio vamos ganando altura, pasamos la
bifurcación que lleva al Portillo Argentino y seguimos rumbo al hotel
abandonado. Luego de realizar algunos zigzags, dedicidimos dejar el auto a
3564m.
Son las 9:12 cuando nos ponemos
en marcha hacia nuestro objetivo: cerro “El Sombrero”. Este pico es el típico
telón de fondo de la quebrada del arroyo Grande, visible desde antes del
refugio Portinari. Nos ponemos en marcha a buen ritmo, buscando ganarle la
carrera a las nubes de tormenta que comienzan a subir por el valle. En menos de
una hora alcanzamos hotel a medio construir, a 3911m. Desde allí estudiamos el camino a seguir, buscando el
terreno más firme en la extensa ladera de piedras sueltas que ofrece el cerro.
Continuamos “el ritmo demoledor de Mijel” según palabras de Lito. En poco
tiempo vamos ganando bastante altura, y en poco más de una hora ya nos estamos
asomando al paisaje que se abre al oeste. Una vez en el filo, el viento nos
obliga a abrigarnos; hasta aquí habíamos llegado en remera manga corta…
La pirámide rocosa de la cumbre
se ve cercana y sin perder tiempo encaramos por la derecha, buscando el terreno
más firme. Los últimos metros nos exigen un paso fácil pero expuesto en roca
algo frágil. Y en minutos más estamos los tres en la cumbre, primera vez que
coincidimos Mijel, Lito y yo en una cumbre. Felicitaciones y fotos de rigor,
mientras caemos en la cuenta que son las 12:40hs y que hemos realizado el
ascenso en 3,5hs desde el auto. ¡Nos sobraban ganas para subir este cerro! Personalmente
llevaba varias semanas sin salir a la montaña. Pero lo increíble es que mis dos
compañeros, hace menos de una semana estaban en la cumbre del Aconcagua,
cumpliendo sus obligaciones laborales de guías de montaña…¡Y hoy están disfrutando
de subir una nueva cumbre demostrando la
pasión que los mueve como montañistas!
Ahora si nos relajamos un
momento, comiendo algo y leyendo los ascensos anteriores en el libro de cumbre.
Y allí inferimos que el famoso “Polonia Millenium” o “Polonia Milenaria” es el
pico amarillento que está situado al sur de nuestra posición, junto al
“Chiquito”. Hacia el oeste gozamos de la vista de los grandes de este sector:
San José, Marmolejo, Piuquenes, Alto San Juan, Negro Pabellón.
Aprovechamos a tomar innumerables
fotos y medir con gps esta nueva cumbre, que arroja una altura de 4793m .
Cuarenta minutos más tarde comenzamos el descenso. Rápidamente perdemos altura
y en una hora ya estamos en el hotel abandonado donde descansamos unos minutos.
Las nubes han seguido en formación y hacia el este el núcleo de tormenta es
impresionante.
A las 15:30 hs alcanzamos
el auto dando por terminada la ascensión. Sólo resta un tedioso viaje en auto
para desandar el sinuoso camino, parando para fotografiar nuevos lugares para
escalar o alguna ave de las montañas.
|
Panorámica de cumbre |