O la conclusión de un sueño pendiente
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Típica formación del "hongo"sobre el Aconcagua, visto desde Plaza de Mulas |
Buscar la superación de los límites personales forma parte de la práctica
deportiva del montañismo. A la par de ir subiendo montañas que no hemos subido,
al montañista puede surgirle también la inquietud de repetir alguna montaña buscando
una mejor “perfomance” personal. Desde las primeras ascensiones a las
principales cumbres del Cordón del Plata que hice en los años ’80, inmediatamente
se me fue pasando por la cabeza poder repetir los clásicos Agustín Álvarez,
Santa Elena, Blanco o Salto, “en el día”. Es decir, realizar esas ascensiones
que llevan 3 o 4 jornadas, en una sola. Más adelante llegó también el turno del
Rincón, Vallecitos y Lomas Amarillas, para finalmente hacer también del Plata,
un protagonista más del juego “en el día” (tal como llamábamos esos años, lejos
del “nonstop” actual, más propio de un producto comercial…)
Cuando hace algunos años volví al
Aconcagua, también volvió a desafiarme la idea de intentar el “Coloso” en una jornada
desde el campamento base de Plaza de Mulas. Esta actividad, Mulas – Cumbre –
Mulas, tomó cierta trascendencia a mediados de los ’80 cuando montañistas
locales y extranjeros comenzaron a “probarse” para realizar el menor tiempo
posible. Hoy en día es un desafío que muchos montañistas que trabajan en el
Parque Aconcagua, se plantean hacer alguna vez, a modo de probar lo que se
logra trabajando toda la temporada en el cerro.
Personalmente ya lo había intentado la temporada pasada, el último día de
mi permanencia en Aconcagua, durante una ventana del nevador enero del ’23. Ese
22 de enero, iba realizando un lindo ascenso a buen ritmo, pero poco antes de
“La Cueva” a 6600m, se produce un accidente y renuncio a seguir subiendo para
colaborar en el rescate. Y allí quedó trunco el único intento que había hecho
“en el día”.
Este año, venía con la idea de terminar lo empezado, así que no quería
bajarme sin intentarlo. No estaba muy seguro de tener la mejor preparación, ya
que el par de semanas que llevaba en Mulas habían pasado abocado a la pintura.
Sólo había podido hacer algunas caminatas hasta los 5000m: un par de porteos a
Canadá y un rápido ascenso al Bonete. Esa era toda la aclimatación y actividad
física previa al ascenso. Pero el trabajo de artista no me había dejado tiempo
para más, y apostaba todo a la aclimatación por la permanencia de muchos días a
más de 4000m.
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El Cuerno comienza a iluminarse cuando voy alcanzando los 5200m |
El robo de mis botas Lasportiva días previos al intento, me desbarataron
los planes sobre que calzado usar. El Aconcagua había estado ventoso y muy frío
en diciembre, y la primera quincena de enero no había sido muy diferente. Pero
las ventanas de buen tiempo que se venían, podían presentar temperaturas más benignas.
Y yo tenía la idea de subir con mis “Karakorum”, botas simples de cuero, robustas
y no muy pesadas. Pero alguien que no entiende cuales son los códigos de la
montaña, y se mueve con la mezquindad y el atropello propios de la vida en la
ciudad, se las llevó. Y me dejó “a pata”. Algunos experimentados
“montañistas-corredores” me tentaban a intentarlo lo más liviano posible, con
lo mínimo e ir de zapatillas pero el frío me hacía dudar. Finalmente, Gabriel,
jefe de campamento de Inka me ofrece en préstamo unas dobles Scarpa que me
quedan bastante bien y no lo pienso más y me decido por esa opción.
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Nido de Cóndores ya quedó abajo y sigo en sombras... |
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¡Al fin sobre el Portezuelo del Viento! |
Aquí conviene aclarar la forma o criterio que uno adopta para hacer estos
“pegues” o intentos. Desde los años que hice mis primeros “cincomiles en el
día”, en el Cordón del Plata, lo hice desde la óptica de un montañista
autosuficiente. Es decir cargando todo lo que uno necesita para el ascenso y
contando con elementos para cualquier emergencia que nos obligara a
“vivaquear”. Esa es la opción que también tomé en esta oportunidad: por lo que
el peso de la mochila cuando salí de Plaza de Mulas rondaba los 15kg: botas
dobles, campera gorda de plumas, pantalón de primaloft, medias merino de
repuesto, antiparras, casco, botiquín, radio, teléfono celular, cámara de
fotos, mitones de plumas, termo con té caliente, 1 litro de jugo caliente,
galletas, budín, alfajores, fruta seca, 2 geles, cámara de fotos. ¿Que si es
necesario llevar todo eso para subir un día de buen tiempo como el que se
presentaba? Y seguramente varias de las cosas que llevé no hicieron falta…por
suerte. Pero yo las tenía en mi mochila por las dudas, de eso se trata cuando
uno “intenta” ser autónomo. Es parte del juego que uno elige. Y tampoco quería
darme la vuelta sin la cumbre por sufrir frío en los pies…No descarto probar en
algún momento hacerlo de otra forma, prescindiendo de muchas cosas, pero para
lo cual hay que estar más entrenado y llevar un ritmo mucho más rápido para
evitar el frío.
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Rezagados en la travesía |
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Alcanzando y pasando a los últimos grupos |
Salí minutos antes de la 5 de la mañana, luego de un completo desayuno con huevo, sándwich y frutas. Fui en zapatillas de correr y cargando los dobles en la mochila. La mañana es bastante fría (unos -10°C ó -12°C a 5000m) y no logro entrar en calor los pies desde que salí. Llego a Nido en menos de 3hs y aprovecho a tomar algo de té y a cambiar de calzado, dejando las zapatillas y comenzando a usar los dobles. Sigo subiendo en sombras, el sol recién me alcanza llegando a Cólera. Aquí hago otra paradita a comer y tomar algo y me apuro a seguir. El tramo hasta Independencia se me hace más largo de lo que esperaba. Estoy demorando más que el año pasado hasta este mismo punto: la temporada pasada la nieve dura cubría el cerro desde los 5000m y yo venía subiendo con dobles y grampones haciendo más eficiente el ascenso.
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Vista hacia el Noroeste |
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Vista hacia el Noreste |
El día sigue espectacular según lo pronosticado y yo sigo avanzando a ritmo constante hasta llegar a La Cueva, donde tomo un poco de líquido. Ya son las 13:30 y veo que voy a demorar un poco más de lo que calculaba. Pero he venido avanzando a buen paso, sin parar y conciente del ritmo, y así sigo en la Canaleta. Más arriba me cruzo con el Fer Grajales y el Ronnie que vienen bajando.
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Clásico perfil de la cumbre Sur |
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Con el Gabi Barral coincidiendo en la cumbre |
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Salió la 5ta cumbre, todas desde diferentes puntos de inicio: Piedras Blancas, Cólera, Berlín, Nido y ahora Mulas |
Finalmente la cumbre llega y me siento más entero de lo que pensaba, a poco más de 10hs de salir de Plaza de Mulas. Coincido con un par de grupos de guías con sus clientes, entre los cuales está Gabi Barral, amigo y compañero de ascensos en La Jaula.
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Nevado del Plomo |
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Nevado Sin Nombre y Alto San Juan |
El clima ideal nos permite disfrutar la cumbre un buen rato, sacando fotos para todos lados. Una vez más quedo alucinado con el mar de montañas que se abren a nuestros pies. A pesar de llevar varias cumbres, el paisaje sigue cautivando como si fuera la primera vez. Será el saberse arriba de la montaña más alta y que siempre vemos desde las otras cumbres que no perdemos oportunidad de buscar todos los cerros que conocemos.
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Tupungato |
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Grupos sobre el Portezuelo del Viento visto desde el Gran Acarreo |
No quiero demorarme en bajar y antes que empiecen los guías con sus
clientes a dar sus primeros pasos en la canaleta, yo ya me he alejado lo
suficiente. Más abajo me decido por el Gran Acarreo, y mientras rápidamente
pierdo altura, vuelvo a tomar las precauciones de mirar repetidamente hacia atrás
por las posibles caídas de piedras. En una hora y media llego a Nido de
Cóndores, donde cargo las zapatillas y continúo hacia abajo. Poco antes de
Plaza Canadá, me alcanzan los porters de Inka, que me felicitan y continuamos
juntos hasta el base, al que llego después de 2hs 50min de descenso. Me siento
al lado de mi carpa a sacarme las botas, mientras miro de reojo al “Grandote”…
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Bajando por el Gran Acarreo, atrás grupos en la travesía |
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Mirando hacia Nido desde el Gran Acarreo |
En una hora y media llego a Nido de
Cóndores, donde cargo las zapatillas y continúo hacia abajo. Poco antes de
Plaza Canadá, me alcanzan los porters de Inka, que me felicitan y continuamos
juntos hasta el base, al que llego después de 2hs 50min de descenso. Me siento
al lado de mi carpa a sacarme las botas, mientras miro de reojo al “Grandote”…
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Cambio de Pendiente |
Esta vez pudo ser y no puedo estar más que agradecido de lograr con el
Mulas – Cumbre – Mulas, a pocos días de
cumplir 55 años, y con más de 40 disfrutando de la montaña. Y como el
montañismo siempre es desafío, ya uno comienza
a pensar cual será el próximo, quizás una montaña que no conocemos, una vía de escalada ó volver a probar para bajar nuestros tiempos. Al final, todo se trata de eterno juego de
desafiarse una y otra vez, y sin pensarlo de esa manera estar siempre activo.
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Festejo en Mulas con Rebeca Randis, Fer Colobini y EL Nico Sotelo |
ALGUNAS CONCLUSIONES y ACLARACIONES
1) Lo primero que pensamos cuando vamos a enfrentar un desafío así, es si se parece a otras ascensiones "en el día" del Cordón del Plata. Y obviamente la respuesta es NO. Esto es más duro, obviamente por la altura...y por el desnivel abrupto. El Plata en el día puede que te consuma más piernas, pero hay mucha distancia con poco desnivel (Tramo Refugios - Campamento El Salto). En Aconcagua desde los primeros minutos de marcha estamos enfrentando pendientes abruptas. Personalmente, este Aconcagua es una "en el día" que más disfruté, me cansó menos que mi primer el Plata o el Rincón.
2) Este desafío, Mulas - Cumbre - Mulas, es un objetivo bastante asequible para montañistas bien aclimatados que hayan experimentados esfuerzos de ascensiones de más de 2500/3000m de desnivel en el día. Pero la ascensión del Aconcagua desde Horcones, ida y vuelta, es un desafío mucho mayor que requiere una preparación específica, además de nuestra experiencia como montañistas.
3) Lo importante a definir cuando nos decidimos a intentar el Mulas - Cumbre - Mulas, es la forma en que lo vamos a realizar: con autonomía o con apoyo externo. Son dos formas válidas, cada cual elije en su momento la que mejor le convenga de acuerdo a su preparación, equipo, clima, etc. En cada una buscaremos un límite diferente.
4) Si lo realizamos durante una ventana de buen tiempo durante la temporada alta de ascensiones, nos vamos a encontrar con un buen número de personas que se aglomeran desde la travesía hacia arriba. Y una mayor cantidad de personas atrae aparejado una mayor posibilidad de accidentes, como sucedió durante mi intento de 2023. Es por eso que en ese caso es conveniente elegir bien el horario de salida: o bien temprano para llegar primera a la zona de aglomeración, o salir tarde para encontrar a todos arriba. En un caso sería salir tipo 1am para llegar a la cumbre a las 10am o sino salir tipo 6am para llegar tipo 3pm ó 4pm.
5) Además de contar con una excelente aclimatación, es bueno haber reconocido el terreno días previos al ascenso, para conocer de primera mano las condiciones del cerro.