lunes, 4 de febrero de 2013

CERRO DE LA TOTORA 5803m

EXPEDICIÓN "EXPRÉS" A LA CUMBRE MÁS ALTA DE LA CORDILLERA DE LA TOTORA

Hoy más que nunca sigue vigente la frase “la cordillera de los Andes guarda aún muchos rincones por conocer…”. Lejos del superpoblado Aconcagua, varias cumbres de 6000 y muchas más de 5000 esperan ser visitadas. Este caso es el del Cerro La Totora, en la provincia de San Juan, la cumbre más alta del cordón del mismo nombre. Este cordón de montañas está ubicado al norte del cordón de Ansilta, conocido grupo de llamativas y englaciadas cumbres. Aún no he podido averiguar el porqué del nombre “De la Totora”, pero así figura en la cartografía oficial y así es conocido también por los habitantes de la zona. Lo que sí encontré fueron los datos sobre el primer ascenso, realizado por Vittorio La Terza, Rogelio Dupont, Roberto Volponi, Dieter Reiner  y Ricardo Gascón del Club Andino Mercedario, el día 26 de diciembre de 1967 (Fuente: Revista CAM n°6 1971, pág. 79). Aníbal Maturano, autor de la única guía de montañas del sector, me había comentado sobre los ascensos posteriores: el tercero y cuarto lo había realizado él, y el quinto y último fue realizado también por deportistas del Club Andino Mercedario.


CERRO DE LA TOTORA VISTO DESDE CALINGASTA. SE VE EL GLACIAR DEL ARROYO DERECHO.

Morfológicamente hablando, el cerro de la Totora es una gran meseta desde la cual parten dos filos paralelos en dirección norte y otros tres filos paralelos en dirección este. Empezando desde el sur, los filos del este conforman las quebradas del arroyo Pedrazal y del arroyo Derecho. Los cinco ascensos conocidos que tenía la montaña hasta ahora se habían realizado desde el Este por algunas de las dos quebradas mencionadas. La quebrada ubicada entre los filos norte, aparentemente sin nombre, desagua en el arroyo Candadito, afluente del río de la Totora. El arroyo Candadito fue la vía de acceso de una cordada de Buenos Aires que había subido una hermosa cumbre virgen ubicada al noroeste de la Totora y que bautizaron como “cerro de los Dragones”, a fines de 2012. Este antecedente, más la reseñada sobre el cerro publicada en el libro “Rutas del Mercedario y montañas del sector” de Aníbal Maturano fueron el incentivo suficiente como para planear una visita a la zona.
MAPA DEL CERRO DE LA TOTORA CON SUS QUEBRADAS DE ACCESO A LA GRAN MESETA
El día 1° de febrero partimos con Gerardo Izco con la idea de intentar la cumbre principal del cerro La Totora. Contábamos con 5 días por delante para tentar el ascenso.  Si la empresa minera que opera en la zona nos dejaba pasar, seguiríamos con la camioneta hasta Candadito, en la entrada del arroyo homónimo, e intentaríamos la ruta norte aparentemente nunca realizada. Y si esto no fuera posible, quedaba la alternativa de realizar el ascenso partiendo desde La Alumbrera, camino más largo que nos exigiría al menos dos jornadas de aproximación, siguiendo la vía de la cara este desde el arroyo Derecho.
A las 6 de la mañana arrancamos en Mendoza, y poco antes de las ocho pasamos por Uspallata con rumbo a Barreal, donde llegamos a las 9 y media. Allí luego de algunas compras de último momento continuamos a Calingasta. Sin perder tiempo tomamos rumbo oeste a través de un camino de tierra que se interna por la quebrada del río La Totora. Llegamos a la Alumbrera pasadas las doce del mediodía y luego de hablar con el encargado de la empresa minera, nos permite utilizar el camino hasta Candadito, treinta kilómetros más arriba, siempre y cuando volvamos el domingo, día de menos tráfico en el angosto camino. Rápidamente con Gerardo sacamos cuentas. Estamos a viernes a mediodía, estar de regreso el domingo significa que hoy mismo debemos acampar lo más alto posible para mañana intentar la cumbre y el domingo bajar. Comparamos con el plan por la cara este y sin pensarlo dos veces le decimos “no hay problema, el domingo a última hora a más tardar estamos acá”. Las rutas de la cara este del cerro exigen dos largas jornadas de aproximación y la alternativa de llegar a Candadito con la camioneta nos tienta demasiado como para desaprovecharla. 
Gerardo hace gala de su capacidad para conducir la L200 y comenzamos a transitar los 30km de camino para 4x4 que nos separan de Candadito. Al principio un vado sencillo sobre el río La Totora donde paramos a sacar una foto y algunas pendientes no muy empinadas. Más adelante, la “Cuesta del Gringo” obliga a Gerardo a realizar dobles maniobras para poder dar las cerradas curvas en los “zigzag” del camino minero. Una hora más tarde llegamos a Candadito.
Allí dejamos estacionada la camioneta y preparamos las mochilas. Hay que sacarle peso; dejamos comida y llevamos lo imprescindible de abrigo y equipo. A las dos de la tarde comenzamos la marcha por la margen oeste del arroyo Candadito. Media hora más tarde y después de bajar al lecho de la quebrada por abruptos acarreos nos damos cuenta que el mejor camino va por la margen opuesta.
La quebrada es realmente muy bonita, con un arroyo de aguas cristalinas y vegas. En dos horas alcanzamos la bifurcación: una abrupta pendiente atravesada por un arroyo es el camino por donde debemos desviarnos. Motivado por ver el panorama que nos depara este pequeño afluente por donde desagua el glaciar norte del Totora, subimos rápidamente los doscientos metros de desnivel del tapón de la entrada. El esfuerzo vale la pena, frente nuestro se abre un prometedor vallecito cerrado al final por un alto filo curvo que reconozco de haberlo estudiado en Google Earth.

PARAJE "LA ALUMBRERA"
UNO DE LOS VADOS EN EL CAMINO HACIA CANDADITO
POR EL ARROYO CANDADITO
SUBIENDO POR EL ARROYO NORTE
Antes de salir no encontré antecedentes de expediciones por este flanco de la montaña, ni tampoco algún nombre que posea esta quebradita. Y aquí en el terreno también se puede corroborar eso, sólo senderos de guanaco surcan las laderas sin ningún rastro del hombre. Pero es un fuerte olor a “chivo” o cabras el que nos llama la atención. Al principio pensamos que proviene de la quebrada donde vamos entrando, pero más tarde nos damos cuenta que lo trae el viento desde las nacientes del arroyo Candadito.
Sólo paramos cada una hora para reponer líquidos y comer algo, ya son más de las cuatro y media de la tarde y aún nos falta un rato largo para acampar.
Los guanacos han trazado cómodos senderos sobre la margen oeste de la quebrada. A través de ellos sorteamos un estrecho cajón rocoso donde el arroyo ha horadado su camino. Más adelante el sol se esconde tras los filos e inmediatamente cae la temperatura. Cada vez que vengo a San Juan me sorprende el clima desértico de contrastes entre el sol y la sombra, el día y la noche.
Un trecho más de caminata a buen ritmo y finalmente nos decidimos por un excelente lugar para armar la carpa a 4150m de altura y con el arroyo a pocos metros. Un “revolcadero” de guanacos nos facilita la tarea y en veinte minutos ya tenemos la carpa armada y el agua calentándose para hacer un té. Ya son las ocho de la tarde y comienza una sesión de mediatarde, picada y cena sin solución de continuidad. Hemos traído comida liofilizada para aligerar el peso de las mochilas, así que un “arroz con pollo teriyaki” es nuestro menú. Pronto estamos “ensobrados” y no tardamos en quedarnos dormidos.

MARACADAS SENDAS DE GUANACO
A 3800m, LA VEGETACIÓN ES ESCASA
ARMADO DE CAMPAMENTO A 4150m
NACIENTES DEL ARROYO NORTE
Y realmente nos quedamos dormidos porque no escuchamos la alarma a las 5:30 AM, y recién una hora después me despierto sobresaltado. A pesar que apuramos los trámites del desayuno, recién a las 7:30 AM estamos en marcha. Menos mal que el terreno para comenzar la larga jornada de cumbre es de pendientes suaves al comienzo, como para ir entrando en calor. Remontamos la quebradita hasta las nacientes. Con el famoso Google Earth uno puede estudiar previamente la ruta, pero a la vez le quita la sorpresa al recorrido. Sólo queda comprobar lo diferente que puede ser ese modelo virtual al terreno real. Los primeros rayos de sol nos alcanzan cuando estamos llegando al pie de unos de los “crux” de la ruta elegida: poder subir a la meseta pasando por el costado del glaciar norte del Totora. Y lo que se ve desde aquí no es muy sencillo: el glaciar desciende abruptamente mostrando su filosa dentadura de grandes penitentes y no se ve una morena lateral  que pueda darnos la chance de alcanzar el plano superior. No queda otra que elegir algún pedrero o canal de acarreo del largo filo curvo que se veía desde la entrada de la quebrada y rogar para que conecte con la parte superior de la montaña. Elegimos la canaleta menos empinada y más cercana al glaciar y comenzamos a subir. El terreno es bastante ingrato, ¡aunque han habido peores! Una hora después hemos superado casi los 300 m de desnivel, y salimos al filo a ver que nos encontramos. Un impresionante frente del glaciar y por suerte un pequeño “corredor” entre éste y el filo curvo que nos permite buscar un paso hacia la gran meseta. Un viento frío me obliga a abrigarme mientras espero a Gerardo. Son las diez de la mañana y estamos a 5000 m, podríamos concluir que mucho no nos queda para la cumbre, que raya los 5800 m. Pero sabemos que aún nos falta una gran distancia horizontal. Hacemos el rodeo del glaciar por el Este y nos montamos a la meseta.

BORDEANDO EL GLACIAR NORTE
EN LA MESETA, ASOMA UNA CUMBRE SECUNDARIA
CERRO OLIVARES CENTRAL, O MAJADITA, 6250m
MARCHANDO SOBRE LA MESETA NEVADA
El viento frío sigue castigando, pero el cielo permanece impecable, sin una nube. Ahora avanzamos bordeando el glaciar, caminando sobre nieve endurecida que quedó de las últimas tormentas. Algunas evidentes grietas nos previenen de no acortar distancias caminando sobre él. A pesar que estamos sobre los 5200 m de altura, no es mucho lo que se puede adivinar del camino hacia la cumbre: una gran planicie nevada, y una llamativa cumbrecita secundaria al Oeste.
Hay que seguir bastante más hacia el sur y rodear una pequeña elevación para poder recién ver la cumbre principal. Recién a la 1:30 PM el cerro de la Totora nos muestra la pirámide trunca de su cumbre sobresaliendo sin dejar a lugar a dudas de que es el punto más alto de la montaña. Y realmente es un extraño caso este cerro, que presenta empinadas laderas y una extensa meseta de unos 15 km en sentido norte-sur y unos 5km en sentido este-oeste con una altura entre los 5200 y 5400m. Y cuatro grandes glaciares que descuelgan sus lenguas hacia el norte, este y sur.
Apuro el paso, aún es bastante la distancia que tenemos hasta la cumbre. Y esto es evidente al caminar y caminar y seguir viendo la perspectiva de la cumbre sin variar un ápice! Vamos atravesando campos de nieve reciente mientras voy estudiando por donde subir la pirámide final. Se ven algunos largos pedreros que rematan en los roqueríos que rodean la cumbre. Y éstos no se ven fáciles de superar. Habrá que acercarse un poco más para estudiar algún paso. Lo que sí está claro es que hay que elegir una vía de ascenso sobre la cara este al abrigo del viento.

LA PIRÁMIDE TRUNCA DE LA CUMBRE PRINCIPAL
FALTA BASTANTE DISTANCIA PARA LA CUMBRE
ENCARANDO LAS ÚLTIMAS PENDIENTES
CUMBRES VÍRGENES AL NORTE DE LA TOTORA
Hago un descanso a 5400 m,  al pie de una gran roca en forma de colmillo. Gerardo llega un rato después y me dice que evaluando lo que queda, prefiere no seguir subiendo y guardar fuerzas para el regreso, donde hay que atravesar nuevamente la gran meseta nevada. Yo me siento muy bien y quiero evaluar como es el terreno que sigue. Así que tomo como parámetro ascender durante una hora y ver si el ritmo es el necesario para salvar el desnivel restante antes de la hora límite fijada. Gerardo se queda haciéndome el aguante mientras voy ganando metros palmo a palmo. El terreno es bastante firme, mucho más de lo que se veía a simple vista, y en media hora ya llevo 170 m de desnivel. Cuando me voy acercando a la barrera de rocas que rodea al filo cumbrero, realizo una travesía hacia el sur buscando algún paso más fácil. No llevo grampones, ni piqueta, sólo bastones y las botas, así que no hay que arriesgar. Haciendo algunos malabarismos por roca y luego “punteando” con las botas en la nieve dura termino de subir la pequeña cornisa a las 4:35 PM.

EN LA CUMBRE
PIRCA REALIZADA, LA NIEVE IMPIDIÓ ENCONTRAR ANTERIORES TESTIMONIOS
VISTA PANORÁMICA DE LA RAMADA (IZQUIERDA) Y MERCEDARIO (DERECHA)
VISTA PANORÁMICA DE LAS CUMBRES DE ANSILTA
CUMBRE NORTE Y LAGUNA
OLIVARES DE LÍMITE 6215m
El filo de la cumbre es bastante plano, con la parte más alta al sur. Hacia allá me dirijo buscando alguna pequeña pirca o algo que señale el punto más alto. Pero la nieve existente no permite encontrar nada, así que sin perder tiempo me aboco a las tareas de medir, sacar fotos y armar una pequeña pirca. El día súper diáfano es ideal para las fotos, sobretodo ahora que el viento amainó y se puede disfrutar este momento con más calma. Media hora gozando de la cumbre fue suficiente como para comenzar a sentir la urgencia de descender ya que el camino de regreso es bastante largo.

El destrepe de la cornisa de nieve y las rocas exigen atención para evitar algún percance. En media hora ya estoy de nuevo en los pedreros y al cabo de una hora voy siguiendo las huellas de Gerardo que ya ha emprendido el regreso. La travesía de la meseta nevada es muy cansadora y entiendo la preocupación de Gerardo de querer guardar fuerzas para esta parte.
Sin inconvenientes voy desandando el camino hasta llegar a la canaleta de bajada al vallecito. Último tramo complicado y sólo queda desandar las morenas. Lo alcanzo a Gerardo y terminamos la marcha al campamento comentando las distintas vivencias de tan largo día. Con las últimas luces alcanzamos la carpa e inevitablemente preparo una de las clásicas “picadas” para reponer fuerzas. No tardamos mucho para caer rendidos por el sueño. Al día siguiente, sabemos que debemos desandar el camino desde el campamento hasta el vehículo. Da ganas de tomarse un día de descanso para después  encarar algunas de las otras cumbres cercanas al campamento y que aparentemente no tienen nombre. Pero acordamos con la gente de La Alumbrera que bajaríamos el domingo y queremos cumplir con lo pactado ya que pretendemos volver por aquí a seguir subiendo cerros!
A las 10:15 AM comenzamos a desandar nuestra quebradita. Y es en el regreso que vamos tomando conciencia de lo mucho que caminamos el primer día. Al cabo de dos horas volvemos a reencontrarnos con las verdes vegas del arroyo Candadito y los patos del torrente que buscan su comida. Y sin muchos descansos seguimos rumbo al vehículo al cual llegamos a las 2 PM, exactamente 48 hs después de haberlo dejado. Nuevamente Gerardo debe sacar a relucir su oficio de conductor profesional y desandar los 30km hasta la Alumbrera. Más abajo, y calcinados por el sol de la tarde, ponemos rumbo a Barreal mientras miramos de reojo los tentadores objetivos de Ansilta. Estamos seguros que San Juan nos tendrá de vuelta por sus hermosas y solitarias montañas.

GLACIAR NORTE
FRENTE DEL GLACIAR NORTE
EN EL CAMPAMENTO BASE
PICADA DURANTE EL REGRESO
BAJANDO AL ARROYO CANDADITO
"BERRO" (Mimulus luteus)
PATO DEL TORRENTE (Merganetta armata)
LLEGANDO A CANDADITO